Espigueiros de Lindoso

18 de diciembre de 2022

Recuerdo un artículo que leí hace tiempo en la revista Periplo (ya hace años desaparecida) sobre el Peneda-Geres antes de nuestra primera incursión por el parque. De entre las fotos que ilustraban el reportaje, a destacar la de las típicas vacas de la zona, con sus increíbles cuernos, y la de unos hórreos al estilo gallego en la población de Lindoso, que no llamarón mucho mi atención.

Lo que no citaba el artículo es que en Lindoso, bajo su castillo del siglo XIII y sobre una explanada, se encuentra la mayor concentración de hórreos de Europa (que no lo citara el artículo posiblemente fuera porque el que lo escribió no había pasado por el lugar).

Nos hemos ido fijando según avanzamos por la carretera al paso por los pueblos, de ciertas señales informativas con el nombre de "espigueiros" y que por proximidad a los hórreos que hay cercanos a las señales, acabamos deduciendo que es el término portugués para esas edificaciones.

Pero lo que no podíamos imaginar, mientras seguimos la señal de "Espigueiros de Lindoso", es lo que se esconde tras la colina donde se asienta el castillo .

Situados a las afueras de Lindoso, entre un espléndido cruceiro y el castillo, se abre una gran era donde se levantan un total de 64 hórreos.

Espacio colectivo donde las gentes del pueblo trabajaban conjuntamente, y donde levantaban esta especializadas construcciones realizadas en piedra y soportadas por pilares, culminados por una losa plana.

Con una doble utilidad; almacenar los productos agrícolas alejados de cualquier animal que pudiera estropearlos y el secado del maíz gracias a la ventilación de las pequeñas rendijas de sus muros.

Aparcamos cerca del crucero y nos adentramos en la era a través de un camino empedrado. El cielo plomizo resalta el verde del musgo que cubre la mayoría de las techumbres de los espigueiros creando un paisaje armonioso.

Deambulamos entre ellos, jugando con la cámara y comentando cómo es que nunca nos habíamos acercado a este lugar.