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Mostrando entradas de abril, 2022

Peña El Castro, una ruta hyggelig

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Sobre la cima de Peña El Castro   16 de Abril de 2022 El ascenso a una gran montaña puede cambiarte la vida, pero el ascenso a una pequeña puede alegrarte la tarde. El primer trago de cerveza después de una jornada calurosa en la montaña, acurrucarte en el sofá sin moverte un ápice en un intento de conservar el calorcillo, con el propósito de prolongar esa siesta tan estupenda o aquel rato de conversación agradable, ante un café, con la gente que te importa. El placer de la pequeñas cosas, o como dicen los daneses Hygge. Hygge (se pronuncia juga) hace referencia  a un sentimiento que bien podría traducirse como: Que a gusto estoy!!!!. La receta perfecta del hygge se cocina como el disfrute de los placeres sencillos de la vida. Los placeres sencillos de la vida Los placeres sencillos de la vida Los placeres sencillos de la vida Los placeres sencillos de la vida Los placeres sencillos de la vida Los placeres sencillos de la vida Hoy hemos realizado una salida hyggelig . Sin prisas en la

Luna de Semana Santa

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  Si cultivas la tierra, si necesitas saber en que momento hay que injertar los manzanos, o cuando es necesario llamar a los amigos para recoger las uvas, te regirás por un calendario solar. En cambio, cuando proyectas salir de viaje no necesitas saber los ciclos del sol, sino de la luna. Si es luna nueva, si es luna llena, si esta en cuarto creciente o en cuarto menguante, para así fijar las etapas de tu caravana. En el Concilio de Nicea (año 325) se fijó que el domingo de Pascua sería el siguiente a la primera luna llena tras el equinoccio de primavera. Por eso siempre tenemos luna llena en la Semana Santa y su celebración cambia de año en año.

Oporto

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  4/12/2019 Entramos a última hora de la tarde, cuando la ciudad ha prendido sus luces y el cielo refleja un último rayo de sol con aire melancólico como el de cualquier fado que canta el amor perdido o las miserias propias de la vida, para trasladar al oyente a lugares nostálgicos donde reencontrarse con un mundo que sigue adelante. Dos noches y dos días para descubrir esta bella ciudad bañada por las aguas del Atlántico y regada por un viejo y cansado Duero, donde sus vetustas casas se apelotonan y aparentan sostenerse las unas a las otras y donde el granito se apodera de los edificios emblemáticos. Oporto tiene nombre de vino y se aparta de las convenciones sociales disfrutando de una  vida bohemia. Dos días son poco, pero suficientes para conocer una parte de esta ciudad que fue reconocida por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Dos días para caminar por sus concurridas calles al mediodía y sus desiertas calles al anochecer cuando el fado entra en acción en cualquier estable