23 de enero de 2025Desde Almanza remontamos el valle paralelos al río Cea y lo cruzamos para entrar en Puente Almuhey. No por el viejo puente, sino por uno nuevo por el que discurre la nacional.
No será el mismo Puente de Muhey, que se cita en los escritos de la Orden de Malta, junto al que existía un hospital en el que se recogían enfermos y pobres y que con el tiempo dará nombre a la población.
Para nosotros Puente Almuhey es la puerta de entrada al Valle de Valdetuejar.
Un valle conformado por otros pequeños valles y por cuyo centro discurren las aguas del río Tuejar.
El mismo río que cruzamos, por un pequeño pontón, al comenzar nuestra ruta.
Una ruta que desde el primer momento camina entre bosques que por estas fechas aún duermen. Unos bosques (en su mayoría robles) que aún sin hoja atesoran una belleza melancólica, serena, reposada que invita a caminar en busca del ensimismamiento sensorial.
Un camino que busca el Collado de los Tientos, al este de Peñacorada y que nos sirve de entrada hacia el valle de por donde descienden las aguas del arroyo de Herpencia, que nosotros acompañamos hasta Robledo de la Guzpeña.
Robledo es una isla, entre bosques, y desde ella caminamos, nuevamente entre bosques, hacia las llamadas lagunas de San Martín, que más que lagunas son el producto de las explotaciones mineras a cielo abierto que trasformaron un paisaje que ahora intenta naturalizarse.
San Martín nos reserva una joya del románico. Su iglesia (Iglesia de San Martín de Valdetuejar) atesora en sus esculturas el simbolismo de las viejas leyendas en las figuras de sus sirenas.
Tramo de carretera necesario para cerrar el círculo. Desde San Martín hasta El Otero de Valdetuejar, con nueva sorpresa a mitad de camino: las murallas del palacio que los marqueses de Prado tenían en estas tierras.
Tierras conocidas como El Valle del Hambre.
Saliendo de El Otero de Valdetuejar por el puente que cruza sobre el río Tuejar, el que da nombre a estas tierras.
Nada más abandonar el pueblo el bosque de robles nos engulle.
Entre el bosque un hueco que abre vistas las cimas de Peña Vila y el Campriondo.
Nuestro camino avanza hacia el collado al este de Peñacorada.
Vista atrás; la vista se pierde por las cimas de Palencia.
Y en especial hacia la cima del Espigüete.
La pista finaliza en una pequeña campa que continua por un sendero desbrozado recientemente.
Vista atrás.
Valle del Hambre.
Zoom hacia Picos.
De nuevo el Espi.
A punto de llegar al collado.
Panorámica del Valle del Hambre.
Collado de Los Tientos, al este de Peñacorada.
Descendiendo hacia Robledo de la Guzpeña.
Inmersos de nuevo en un bosque donde se mezclan encinas y robles.
Iglesia de Robledo de la Guzpeña.
Robledo de la Guzpeña.
De Robledo a San Martín cruzamos por un extenso robledal que cubre toda la ladera.
Una nueva vista del Valle del Hambre, con la Peña los Castros al fondo.
Con mucho zoom la Peña los Castros.
Llegando a la zona de lagunas producto de las antiguas explotaciones mineras.
La llamada laguna de San Martín.
No es una laguna natural, es un boquete producto de las explotaciones mineras que se llenó al romper alguna bolsa de agua o tal vez por la lluvia.
Iglesia de San Martín.
Románica siglo XII
De una sola nave, con añadido de torre cuadrangular en su cabecera, pórtico en la fachada sur y campo santo en la norte, conserva la frescura de las pequeñas construcciones rurales.
Detalles sobre la puerta oeste.
Fachada oeste, sin ornamentación y con el añadido del pórtico de la fachada sur.
San Martín y sus sirenas o ninfas.
Cerrando el círculo, entrando a Renedo de Valdetuejar.
Iglesia de Renedo y al fondo Peñacorada.
Resto de las murallas del palacio que los marqueses de Prado levantaron en el siglo XVII en Renedo de Valdetuejar.
Los franceses llegarán hasta esta tierras y saquearán el palacio, pero será en los años 60 del anterior siglo cuando los propietarios, al no poder mantener el edificio, ceden los derechos del inmueble al Estado, momento en el que el clérigo y político Luis Almarcha Hernández (Obispo Almarcha) decide rescatar (robar??) la fachada y junto con su amigo y arquitecto Jesus Torbado trasladarla a León capital para incrustarla en el proyecto de la nuevo Hospital de Nuestra Señora de la Regla.
Renedo de Valdetuejar.
Lo propio, estando por la zona era acercarse hasta el Santuario de la Virgen de la Velilla.
Comentarios
Publicar un comentario