Ingeniería Romana de las Médulas: Canales romanos de la Cabrera (Canales C1 y C3)

Por el canal C3

7 de abril de 2025

Uno de los mayores desastres ecológicos; Las Médulas, -declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1.997 por la Unesco (con la oposición de Tailandia, Alemania y Finlandia al considerar que Las Médulas son fruto de la acción destructora e iba en contra de la protección medioambiental)- requirió de uno de los mayores alardes de la ingeniería romana: los canales romanos. 

Literalmente, lo que los romanos hicieron en Las Medulas, entre los siglos I y III, fue disolver la montaña hasta su extenuación. En busca del oro que se ocultaba en sus entrañas y que le era tan necesario para pagar a sus soldados y mantener su sistema administrativo tan voluminoso.

Ruina montium era el método empleado para la extracción, un sistema donde los mineros excavaban galerías verticales, de donde en diversos puntos partían otras horizontales ciegas (es decir sin continuidad). En un momento, cuando ya tenían excavadas el número preciso de galerías, se soltaba en tromba a través de ellas agua, que previamente había sido acumulada en depósitos y presas, lo que provocaba la compresión del aire atrapado en su interior y hacía explotar el conglomerado de arcilla y cantos rodados que formaba la montaña.

Esa necesidad de agua, para reventar la montaña, les llevo a crear una red de canales que captaban el agua allí donde la hubiera. Una red de más de 600 kilómetros de longitud (algunos de hasta 140 kilómetros), por una geografía muy difícil, con mucho desnivel, como la montañas vecinas de la Sierra de La Cabrera y los Montes Aquilanos, que exigían a los geólogos romanos cortar la roca y allanar los barrancos para logar una nivelación precisa y mantener en ellos una pendiente media en torno al 0,5%.

Un largo trayecto en coche nos lleva desde León hasta Llamas de Cabrera (en la comarca leonesa de La Cabrera) para conocer la cara oculta de Las Médulas; dos pequeños tramos de los canales C1 y C3 (tres kilómetros del canal C3, un canal que desde las montañas de Llamas de Cabrera hasta Las Médulas recorrería 143 kilómetros de longitud, la segunda conducción más larga de la antigüedad, solo superada por el canal que suministraba agua a la ciudad de Constantinopla (Estambul).

Un sencillo recorrido, de apenas 3 kilómetros de ida y otros 3 de vuelta, por dos canales (C1 y C3), a la sombra de los Montes Aquilanos, descubriendo el hacer de los ingenieros y obreros romanos.  

 

Llamas de Cabrera.
La carretera que une Puente Domingo Flórez con Truchas se revira cientos de veces entre barrancos profundos y estrechos. El paso por Llamas de Cabrera se ensancha, siendo el único lugar en en pueblo donde podemos dejar el coche.
Estrechas calles que literalmente trepan por la montaña.
Arquitectura típica de La Cabrera.

Montañas abruptas de relieves ondulados.
Por esta parte del pueblo las casas son las tradicionales, pero ya  no se utilizan.
Las casas nuevas se encuentran al otro lado y junto a la carretera. 

Dos ejemplares potentes de castaños a la salida del pueblo.
Cartel informativo.
En la montaña del frente, si te fijas aún se distinguen el trazado de los canales C2, C3, C4 y C5.
La red de canales de La Cabrera no tenía en activo todos los canales a la vez. Fueron construidos y utilizados de forma sucesiva, a medida de las necesidades de agua que requería la explotación de Las Médulas.
Bordeando, con una nivelación precisa, todas esas ondulaciones, para llevar el agua a los depósitos de La Médulas que se encuentran más allá de la última loma.
Saliendo de Llamas de Cabrera la ruta es circular, entrando por un canal y regresando por el otro.
Nosotros decidimos entrar por el C3 (el que corre más alto) y regresar por el C1.

Al poco, comenzamos a caminar por el cajón donde estaría el canal.
El canal tendría un tamaño más o menos de 120 centímetros de ancho por unos 40 centímetros de alto, con una pendiente mantenida en torno a 0,5%.

Caminas por el canal, viendo a lo lejos su continuidad.
La roca aflora en el terreno.
Era preciso cortar la roca, pero los romanos sabían que sobre el terreno rocoso los canales se mantendrían durante más tiempo en perfectas condiciones.

Se ve perfectamente (al fondo) el cajón que contenía el canal.





El canal C3 se encuentra recuperado y acondicionado unos 2,6 kilómetros, donde se encuentra este cartel informativo que sirve de mirador de los Montes Aquilanos.
Una orografía dura.
Al frente se vislumbra la línea por donde circularía el canal.
Un desvío que en descenso nos lleva hacia el arroyo de Vadecorrales y al encuentro del canal C1.
Entre robledal.
Otros caminos de La Cabrera.

Las prímulas que anuncian la primavera.

Arroyo de Valdecorrales.
Aún no hemos entrado en el canal C1.
Arroyo de Valdecorrales.
Estos romanos eran la hostia!!!!!
Construyeron un desaguadero para sacar el sobrante de agua en los momento de riada, de tal manera que el arroyo mantuviera el nivel y no hubiera desbordamientos que dañaran el canal.
Un pequeño y estrecho túnel nos da paso hacia el canal C1.

De repente estamos en el canal C1.
Armadura precisa para mantener el nivel del canal.
Para nosotros el C1 es más espectacular, al tener más tramo tallado en roca, que el C3.

Un gran trabajo, la recuperación de los canales.
El canal tenía a una altura unas ventanas por donde dejaba que se escapara el agua, con el fin de mantener un nivel. 
Canal C3.
El código C denomina el canal; CN para los canales al norte de los Montes Aquilanos y C para los canales al sur de esta sierra.
Dentro de los canales del sur, el número indica el nivel en el que se situaba, siendo el 0 el de menor altitud y el 5 el de mayor.
El canal C0 fue el primero que se construyó.
El canal C3 era uno de lo de mayor recorrido, alargándose hasta los 143 kilómetros de longitud en su lucha para alcanzar las aguas del río Cabrera allá por las poblaciones de La Baña y Encinedo.


En algunos tramos con un buen precipicio.



De nuevo en Llamas de Cabrera.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Peña Cabrones, Peña de las Arregueras y Peña el Salto

Peñacorada desde Robledo de la Guzpeña

Peña Negra y Peña Mora desde Polvoredo