8 de octubre de 2025La montaña de Geras es perfecta.
Cercana a León, con variedad de paisajes (bosques, praderías, cimas, barrancos) y con la tranquilidad de un terreno, en el que si tienes un poco de vista, nunca te vas a enmaromar.
Entro por la Boyariza, el camino preferido en otoño, pero no continuo hacia Collariondo. Al poco de enfilar el pequeño valle tuerzo a la izquierda para meterme por el barranco de Meleros.
Mas seco que la mojama, Meleros se deja caminar perfectamente, mientras disfrutas de su ambiente opresivo de bosque encarcelado (se anda perfectamente gracias a todos los peldaños y escaleras que los vecinos de Geras han colocado dentro del barranco).
Fuera del barranco, caminos marcados por el ganado y por montañeros me llevan hasta hasta la cabecera del arroyo Meleros, donde ya me resulta sencillo alcanzar la arista por la que gano la cima del Feliciano.
No es la más alta, pero posiblemente la mejor situada en este conglomerado de cimas, desde la cual tengo unas estupendas vistas de las montañas vecinas.
Un cielo pesado del que comienzan a se desprenden unas gotas me lanza a seguir con mi ruta. Descendiendo hacia el puerto de Santa Cruz, bonito enclave que la pertinaz sequía ha dejado deslucido, por lo que continuo buscando el camino que me lleve hasta la entrada del barranco de Focescura.
De nuevo en un espacio opresivo, donde la estrechez caliza da paso a un estupendo hayedo en el que el silencio se instaura y solo es roto por el trino de algún fringílido.
Sin ganas de que se acabe, alcanzo la carretera por la que vuelvo hasta el coche.

El track de la ruta en Wikiloc
Un apartadero antes de llegar a Geras nos sirve de aparcamiento.
Por carretera hasta la entrada del barranco de la Boyariza.
Todos las rutas perfectamente balizadas por los vecinos de Geras.
Rutas para todos los gustos.
Hoy la mía es la lobo, la que discurre por barranco de Meleros.
Primeros rayos.
El camino de la Boyariza.
He cruzado el arroyo, la senda corre bajo una techumbre de abellanos.
Las hayas con la hoja muy verde.
Un haya de gran tamaño.
Entro en lo que es propiamente el barranco.
Apenas corre un hilo de agua, lo que favorece el paso.
Un impresionante hayedo encarcelado entre las paredes del barrando de Meleros.
Las escaleras que nos ayudan a superar los diversos resaltes.
Escaleras y peldaños.
Vista atrás.
Otro tramo de escaleras.
Es guapo este tramo.
Hayas de gran altura que buscan la luz.
En algunos tramos el barranco se vuelve estrecho.
Tejo, que encontramos al final del barranco.
Ya más abierto, continuamos hacia el final.
El arroyo de Meleros gira hacia la derecha, por otro valle que desciende de los Montes Tijera.
A mi derecha (oeste) las cimas del Palanco (La Carda y La Silla).
Un sendero trepa por la ladera este en busca de otro que me lleva a las fuentes del arroyo Meleros.
Gano altura y gano vistas.
Ya se ve la cima del Cerro Pedroso, de los Montes Tijera y a la derecha las Tres Marías.
Con más detalles las cimas del Palanco.
Una mirada hacia el valle de Casares.
Ya en la arista.
Cima del Pico Feliciano (1.822 m).
Mirando hacia el sur; los Amargones.
De nuevo las cimas del Palanco con el Cirbanal y Ubiñas al fondo.
Una panorámica con el polje del Feliciano.
Descendiendo por el valle de Las Dueñas.
Vista atrás, cantiles del Feliciano.
Refugio y cuadras en el puerto de Santa Cruz.
Refugio.
Pico Feliciano.
Hacia el este, con el Cueto San Mateo al fondo.
Entrando en el barranco de Focescura.
Ladera salpicada de sabinas.
Por el hayedo de Focescura.
Fuera del hayedo.
Por carretera hacia el coche.
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