Peña Amaya y El Castillo

Peña Amaya vista desde la cima de El Castillo

18 de Enero de 2022

La disculpa se la endosamos al escribano nival, pero Peña Amaya ya estaba en la carpeta de pendientes tiempo atrás, cuando en alguno de los viajes hacia Santander, circulando por la autovía y en las proximidades de Aguilar de Campoo, nuestras miradas se desviaban a la derecha, hacia los riscos que con forma de mesas surgían verticalmente sobre la Meseta.

Las Loras, un paisaje muy especial (tanto que la zona ha sido catalogada como Geoparque) situado al norte de Burgos (y noroeste de Palencia) donde los movimientos tectónicos y las fuerzas de la erosión han trabajado durante miles, millones de años para crear unas serie de cabezos con cimas amesetadas que se levantan inesperadamente sobre la llanura de la Meseta.

Amaya es la población de donde parte una pista que en apenas dos kilómetros te acerca al aparcamiento donde comienza el sendero para subir a El Castillo y Peña Amaya.

Un recorrido geológico e histórico, ya que estos altos fueron aprovechados por los antiguos cántabros para establecer sus asentamientos, al igual en tiempos posteriores lo harían los medievales.

Un sendero bien balizado que nos lleva primeramente a la cima de El Castillo, imponente torre que da estupendas vistas a la vecina Peña Amaya y a la Meseta que se esparrama bajo nuestros pies.

Descenso por un canalón herboso que nos mete en El Estrecho, el paso entre las dos cimas y punto de acceso a la vertiente norte de Peña Amaya por donde seguimos en busca de una pequeña canaleta que nos sube hasta la meseta de Peña Amaya.

Una basta, árida, desolada y larga meseta, en cuyo extremo noreste se sitúa el canuto del vértice geodésico que marca el punto más alto.

La meseta es tan amplia que estando en la cima es necesario buscar el borde para tener vistas hacia los profundos valles y hacia las vecinas Loras de Peña Ulaña o Peña Castro.

El pescado esta vendido, descendemos en busca de la vertiente sur, por una nueva canal que nos deposita en un marcado sendero, al borde de los paredones sur, que nos devuelve a El Estrecho y más tarde al aparcamiento.