Pico Lago desde el Pto. Las Señales
28 de Enero de 2022
El viento lo estropeó todo.
Las aguas del Porma comenzaban a platear mientras bordeaba el embalse camino de Puebla de Lillo, donde sus vecinos apuraban el último y más dulce sueño.
En las últimas curvas del puerto una luz anaranjada se esparramaba sobre las laderas nevadas del Remelende y en el alto tal era el silencio que el eco de los latidos de mi corazón despertaba a las pardillas.
Buena nieve, algo escasa pero suficiente si vas aprovechando las lenguas que cubren la montaña hasta casi la cima, donde el viento se ha encargado de despejarla.
El mismo viento que al salir de la protección de la cara por la que subo, me pega una bofetada que casi me tumba y aunque me ponga toda la ropa que llevo, deja mi cuerpo helado en un momento.
El viento ha tenido la culpa de no poder disfrutar de la hora dorada (o casi dorada).
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