Valle del Marques desde Correcillas pueblo
Por el Valle del Marqués |
Entrada de la Cueva del Moruquín |
27 de Enero de 2022
Sobrepasado Matallana la carretera se abre y un ramal a la derecha nos mete en el pueblo de Villalfeide.
Continuamos, por un valle que se va encajando y cuya carretera (que ya perdió la línea de la mediana) hace lo propio, dejando en muchos punto el espacio suficiente para un solo vehículo y sin posibles de salirse de la carretera.
Será la carretera el castigo a Correcillas por pertenecer al Municipito de Valdepielago? Si! Correcillas, a pesar de verter aguas al Torío pertenece a Valdepiélago, donde se unía desde los tiempos prerromanos por la vía trasversal que enlazaba los pueblos de Nocedo - Valdorria - Correcillas - Rodillazo - Valporquero - Villamanín.
La estrecha y revirada carretera nos deposita en un pequeño ensanchamiento a la entrada del pueblo que utilizamos para dejar el coche.
Correcillas aún mantiene la mitad de sus calles a la sombra cuando atravesamos sus arregladas calles. Un pueblo comprimido, entre las estribaciones de Polvoredo y del Pico Castillo que no deja espacio ni para un banco.
Por esa antigua vía prerromana, vamos ascendiendo y adentrándonos en el Valle de Santiago, escoltados a nuestra izquierda por un flamante Correcillas que desploma sin miramientos su ladera oriental y entre pequeñas praderías que van perdiendo terreno a favor de las escobas.
A mitad del valle, el camino se despega del arroyo y le gana la mano en su ascenso hacia la Collada de Santiago, donde los restos de la antigua cabaña (que albergaba a aquellos pastores que conocimos en tiempos mozos) afean el paisaje y marcan el punto ante el que dejamos la vía principal para tomar un desvío a la izquierda de acceso hacia el Valle del Marqués.
Quién engañó al Marques haciéndole creer que tenia un valle? El Marqués lo que tenía era un poljé.
El Poljé del Marqués, por el que tantas veces hemos caminado e incluso pernoctado y hoy allanamos.
Por las praderías apagadas que esperan la primavera para resurgir y bajo la mirada de un Correcillas cuya pirámide cimera aparenta ser un trampolín hacia el cielo.
Pero hoy no es día de cielos, hoy nos acercamos hasta la entrada de la Cueva del Moluquín y después disfrutamos un rato de este radiante día antes de emprender el descenso nuevamente hacia Correcillas.
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