Oporto

 

4/12/2019

Entramos a última hora de la tarde, cuando la ciudad ha prendido sus luces y el cielo refleja un último rayo de sol con aire melancólico como el de cualquier fado que canta el amor perdido o las miserias propias de la vida, para trasladar al oyente a lugares nostálgicos donde reencontrarse con un mundo que sigue adelante.

Dos noches y dos días para descubrir esta bella ciudad bañada por las aguas del Atlántico y regada por un viejo y cansado Duero, donde sus vetustas casas se apelotonan y aparentan sostenerse las unas a las otras y donde el granito se apodera de los edificios emblemáticos.

Oporto tiene nombre de vino y se aparta de las convenciones sociales disfrutando de una vida bohemia.

Dos días son poco, pero suficientes para conocer una parte de esta ciudad que fue reconocida por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Dos días para caminar por sus concurridas calles al mediodía y sus desiertas calles al anochecer cuando el fado entra en acción en cualquier establecimiento donde poder saborear su plato más típico: las tripas a la moda de Oporto.


 

Tomando fuerzas.
Iglesia de Santo Ildefonso, cercana al hotel donde paramos.
Es pronto, a la ciudad le cuesta arrancar al igual que a sus habitantes.


Descendiendo por la rua dos Clérigos hacia la Iglesia y Torre de los Clérigos.
La Catedral de Oporto desde la entrada de la estación de Sao Bento (Plaza de Almeida Garrett).

La estación de Sao Bento.
Aunque viajes en autocar o en tu coche, tienes que acercarte hasta la estación de Sao Bento. 
Considerada por algunas personas como una de las estaciones más bonitas del mundo por la decoración de sus más de 20.000 azulejos que cubren sus paredes, y que muestran una pequeña parte de la historia de Portugal.
Fachada exterior de la estación de Sao Bento.

Es obra del arquitecto José Marques da Silva y su hall está revestido con veinte mil azulejos (551 metros cuadrados) con representaciones históricas creadas por el pintor Jorge Colaço.





La Plaza de la Libertad

Plaza de la Libertad.
Se encuentra ubicada en el centro de la ciudad, a escasa distancia de la Estación de San Bento.
En el centro se levanta la estatua ecuestre del rey Pedro IV, realizado en bronce y con diez metros de altura.

Avenida de los Aliados.
Es una avenida muy ancha, con un paseo central muy amplio y peatonal, que tiene el barullo típico de una ciudad y que al caer la tarde es sustituido por el ruido de las actuaciones de músicos callejeros.


Ayuntamiento de Oporto.


Mundo Fantástico de la Sardina Portuguesa.
El marketing de la sardina para elevar a la conserva a posiciones de artículos de regalo. 



Iglesia y Torre de los Clérigos.
La Iglesia de los Clérigos, construida en estilo barroco, entre 1735 y 1748 se levanta en el "cerro de los ahorcados", un terreno fuera de las antiguas murallas donde eran enterrados los ajusticiados en la horca y también los que fallecían fuera de la religión y que debido a la construcción de la iglesia y Torre de los Clérigos, fue necesario trasladar a otro lugar.

Iglesia de los Clérigos.
La entrada es gratuita y nosotros accedimos a ella por la noche, cuando se realizaba un concierto.


La torre tiene una altura de 76 metros y es preciso pagar entrada y subir 240 escalones para acceder a su parte alta.
Ruo de Sao Filipe de Nery
Con sus fachadas coloristas.
Y una panorámica con la Torre de los Clérigos.

El Jardín de la Cordoaria, el museo de la risa al aire libre.
A pocos metros de la torre de los Clérigos, el Jardín de la Cordoaria fue el lugar elegido para colocar la obra titulada "Thirteen Laughing at Each Other" (Trece riéndose el uno del otro), realizada por el escultor español Juan Muñoz (Premio Nacional de Artes Plásticas en el 2000).
Jardín de la Cordoaria
Thirteen Laughing at Each Other (escultura en bronce realizada en 2001).
Allí están, camuflados entre los árboles, riéndose de ti, de mí, del mundo
Los tres primeros.

Otros tres.

Con estos cuatro más, ya son diez.

Y con estos tres últimos ya forman el grupo de trece riéndose el uno del otro.

Fuente de los Leones

Librería Lello e Irmão
La que dicen es la librería más bonita del mundo (joer con Oporto, tiene una de las estaciones de tren más bonitas del mundo y una librería. A ver si tiene también el mejor vino de Oporto?)
Situada en un edificio neogótico de 1906, en pleno centro de la ciudad, la librería tiene razón de ser por si misma, sin necesidad de relacionarla con Harry Potter o con su creadora J. K. Rowling.
Aparte de tener que pagar por entrar y hacer cola (en nuestro caso muy poco rato), cuando penetras en su interior lo haces en un mundo de fantasía. El mundo que sus dueños crearon para guardar en sus estantes toda una recopilación de sueños de infinidad de autores.
El nombre de la librería, Lello & Irmão, se debe a los dos fundadores: los hermanos José y António Lello





Su gran escalera color carmín me hace pensar en una lengua.
Un diseño audaz que habrá precisado de un montón de horas de carpinteros.


Mercado do Bolhao (cerrado por reformas)



Café Majestic
Situado en la rua de Santa Catarina, el Café Majestic es uno de los emblemas de la ciudad de Oporto.
Con la librería Lello había cumplido el tope de lugares de visita obligada y no nos veíamos disfrutando de un café en su salón, por lo que la visita solo sería exterior.

Fíjate en el balcón del segundo piso a la izquierda.

Rua Santa Catarina
La calle más comercial de la ciudad. Comienza en la Plaza de Batalha y termina en la Plaza del Marqués de Pombal. 
Santa Catarina está repleta de tiendas, restaurantes y cafeterías donde poder degustar las típicos pasteis de nata. Es en la rua de Santa Catarina donde se encuentra el Café Majestic.


Pasando junto al Café Majestic.



Con muchos puestos de vendedores ambulantes.


Capilla de las Almas.
Próxima al mercado de Bolhao. Construida en el siglo XVIII en estilo neoclásico destaca por su fachada enteramente recubierta de los típicos azulejos blancos y azules.
Capilla de las Almas.

Detalle de su fachada lateral.



Reposando la comida.
Un puesto móvil de castañas.


La Sé, la Catedral de Oporto
El templo más grande e importante de la ciudad. 
Se encuentra en lo más alto de la ciudad (lo cual ofrece unas buenas vistas de esta) y podríamos decir que esta catedral tiene un formato medio entre catedral y fortaleza.
Se inicia su construcción a principio del siglo XII en el estilo románico de la época (de la época románica datan el carácter general de la fachada con las torres y el bello rosetón). Estilo al que se le irán adosando sucesivas reformas, como los arbotantes que sujetan la bóveda de la nave central, o el elegante claustro de estilo gótico, hasta crear un conjunto con una apariencia más de castillo-fortaleza que de catedral.

Catedral de Oporto.
Estatua de Vimara Pérez
Un caudillo del Reino de Asturias que rescató la ciudad de los musulmanes.
Frontal de la Catedral de Oporto.
Puerta de acceso, con especial mención del rosetón románico.
Claustro de la Catedral de Oporto.
Decorado con los típicos azulejos azulados.
Estilo gótico.

Con aires de castillo-fortaleza.
Detalle de los arbotantes que desalojan la presión de la bóveda hacia los contrafuertes laterales.
Patio del Claustro.
Vistas hacia el Ponte Luís I
Pelourinho de Oporto.
Un pelourinho es una columna en la que antiguamente se colgaba a los criminales, dejándoles expuestos públicamente.
Esta columna (de estilo rococó realizada en 1945 para decorar la plaza ) es una imitación de las antiguas picotas donde se ajusticiaba a los criminales.
Plaza de la Catedral de Oporto con el Pelourinho.
Lugar desde donde se tienen buenas vistas de la ciudad.
Torre de los Clérigos.
Descendiendo hacia La Ribeira.

Puente Don Luis I
El puente de Luis I es, junto con la Torre de los Clérigos, el símbolo por excelencia de Oporto.
Sobre el río Duero, une Oporto con Vila Nova de Gaia. Inaugurado en 1886, posee dos pisos: el superior por donde cruza la línea de metro ( 390 metros de longitud) y el inferior que lo hacen los vehículos (174 metros). En ambas alturas hay unas pasarelas laterales para que circulen los peatones.


Puente Don Luis I, entrada al piso inferior.




La Ribeira
A los pies del Puente Don Luis I y en la orilla derecha del Duero se encuentra La Ribeira, centro histórico de la ciudad con declaración de Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Esperamos al atardecer, para descender desde la Catedral por las estrechas y pendientes callejuelas que nos depositan a la entrada del Puente Don Luis I y llegar a La Ribeira cuando el sol, a punto de alcanzar el horizonte, envía sus anaranjados rayos sobre las las bonitas fachadas de colores de los edificios.
Los rabelos, los barcos tradicionales portugueses utilizados para trasportar las barricas de vino de Oporto desde los viñedos hasta las bodegas de Vila Nova de Gaia.
La Ribeira.


Tiempo para una siesta, para solearse o para un narguile.
Para tomar un café en algunas de sus terrazas.

Y para pasear al ritmo del sol.


















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