Acampando en la cima de Ubiña (invernal)

Febrero de 1993

Con lentitud, el sol surge por el horizonte y pinta con viejos colores un paisaje melancólico, donde las cimas perfilan sus líneas y la temblequera de nuestros cuerpos impide que podamos hacer una foto no movida.

-Podías haber elegido un risco junto al mar para ir a acampar!!!!

Según llego a recordar, todo había comenzado mientras tomábamos una cerveza en El Cafetín.

-Por qué no vamos a dormir a la cima de Ubiña?

-Pero si estamos en invierno?

Con esas, a la semana siguiente y a eso de las dos de la tarde de un sábado de febrero, comenzamos la subida hacia la cima de Ubiña.

Sin prisas, sin pensar que se podía hacer de noche durante la subida (que era lo que queríamos), hacemos un alto en el collado del Ronzón, antes de voltear la montaña y hacer el último tramo de subida por la canal que desde el Alto Terreros sube a cima.

Las viejas diapositivas no tienen fecha en el marco, e intento poner un año a esta actividad buscando referencias; como las botas de plástico (iguales a las mías), la mochila (la misma que la mía) o la vestimenta de Manolo (similar a la mía).

Y le otorgo el año 93, cuando nosotros vivíamos en Lugo y Manolo en Santander y poco costaba atravesar un puerto para hacer algo interesante con amigos.

En la cima solos, con la luz alargando las sombras y con tiempo suficiente para hacer una pequeña explanada donde colocar la tienda y prepararse para una larga dormida.