La Carda y La Silla por la Hoz de Meleros

Hoz de Meleros

 13 de octubre de 2022

vinari, letari, ludere, ridere, hoc est vivere.

A cazar y a alegrarse, a jugar y a reír, que así es como hay que vivir. Sería la traducción de la frase que aparece en un cubilete destinado al juego y encontrado en la villa romana de la Olmeda y que pudimos ver hace unos días en el museo de Saldaña.

Buena filosofía de vida, que podemos aplicar (y aplico) los que tenemos la suerte de vivir en el lado bueno. Suerte y haber jugado bien las cartas.

Jueves, después de un festivo, no soy el único que pasea por Meleros (vi que otros tres montañeros seguían mis pasos) y recorre las cimas cimas del Palanco (desde La Silla vi en La Carda otras dos personas).

El hayedo de la Boyariza y las cimas de El Palanco son los objetivos para hoy.

Un espacio muy próximo a León que esconde rincones tan especiales como la Hoz de Meleros, la fractura por donde corre el arroyo del mismo nombre y donde la luz se cuela con la timidez de un lirón pero sin impedir que la vegetación surja, creando un hayedo encarcelado.

He dejado el coche en la proximidades de Geras para entrar por el camino de la Boyariza, donde el bosque aún conserva su verdor y donde los arbustos ya lucen el color otoñal. 

Desvío a la izquierda para colarme por Meleros, por la ferrata que ayuda a superar la cascada que hoy aparece deslucida sin agua.

Y recorro Meleros sin prisas, disfrutando de cada rincón, mientras escucho los estridentes cantos de los pájaros que huyen a mi paso, hasta que alcanzo el punto donde un altivo tejo se yergue en medio del pasillo rocoso, como defendiendo el paso y obligándose a justar si quieres pasar.

Y en es punto abandono la hoz y emprendo la dura subida que me lleva hacia las cimas del Palanco (La Carda y La Silla).

Buenas vistas de las cimas de la zona de y de las más alejada, pero hoy mi interés se centra en el bosque y por ello, desciendo con rapidez hacia el collado de Collariondo, desde donde me sumerjo (de nuevo) en el mundo de la penumbra a través del sendero que recorre la Boyariza. 


Poco antes de llegar a Geras, al inicio de la "senda del Celorio", hay una explanada donde dejar el coche y el punto donde inicio la caminata.
Punto donde abandono la carretera.
Gran trabajo de señalización (con track en wikilloc) de los vecinos del pueblo de Geras.
Entrada al barranco de la Boyariza.
Mucho se trabajaba antes.
El camino es una maravilla.
Apenas hay altura para pasar.



El punto donde me desvío (a la izquierda) para entrar en Meleros.
El camino se va estrechando.
El paso clave de entrada a la Hoz de Meleros.
La cascada hoy estaba más seca que la mojama y con los peldaños tipo ferrata se pasa estupendamente, pero recuerdo perfectamente el día que me acerqué con el Javi (ver), un día de primavera donde el agua de la cascada bramaba como una horda de orcos cabreados y la escala, por la que subía, te dejaba ante una estrecha repisa húmeda, sin ninguna grieta donde aferrarse y con muchos posibles de caer cascada abajo.
El pasín de la cascada visto desde arriba.
Entando en el "hayedo encarcelado" de la Hoz de Meleros.
El trabajo de los vecinos de Geras ha sido increíble.
Pásame las bombillas.
Hoz de Meleros.

Las escalas facilitan mucho el paso.
Recuerdo también otro día que pasé por Meleros (ver) que aún no estaban las escalas y había tramos algo complicados.  

El hayedo ha conseguido colonizar este oscuro rincón.
Oscuro y estrecho rincón.

El tejo.
El Don Suero de Meleros.
Salgo de la hoz, buscando la luz.
Para cruzar la pequeña Sierra de Arniza.
Hacia las cimas de El Palanco (La Carda y La Silla).
De siempre he podido ver que hay un problema con el nombre de estas dos cimas. El el mapa del Iberpix La Carda es la cima de la izquierda y La Silla la de la derecha, mientras que los vecinos las llaman al contrario (en el cartel informativo que han puesto hace unos días junto al columpio de Pallide figuran así: La Silla la de la izquierda y la La Carda a la derecha.
Vista atrás.
Una mirada hacia el Feliciano y por detrás de este el Amargones.
La meseta que hay entre las dos cimas.
De nuevo vista atrás, pero con más fondo.
A punto de alcanzar la cumbre de La Carda.
Que tiene unas vistas espectaculares.
Con algo de zoom, el grupo del Cirbanal y detrás las cimas de las Ubiñas.
Las Marías.
Tras el Palero (la primera María por la derecha) se ve la construcción que hay en la cima del Cueto Negro.
Panorámica.
Hacia los Amargones con el poljé del Feliciano iluminado. 
Una panorámica que recoge desde los Montes Tijera (izquierda) al Cerro Pedroso (derecha) que uní a principios de año con un estupendo recorrido circular de caminata y bici (ver report).


Corto recorrido hasta la segunda cima del día: La Silla.
Desde su cima el hayedo de la Boyariza a vista de pájaro.

La Muezca y un embalse de Casares muy vacío.
Superpanorámica.
Las Tres Marías y Peña Ortegal.
Tres planos: Meloita y Peñas de Prado, el cruasán del Cirbanal y las cumbre de Ubiña y los Fontanes. 
La Silla.
La Boyariza.
Aún faltan unos días para que estén a tope de color.

Mostajo.
Frutos del mostajo.
Hayas.



Serval (el árbol de los cazadores).
Frutos de serval.
Un ejemplar muy potente de serval.
Collado Collariondo.
Mostajo.
Avellanos.
Entrando en el hayedo de la Boyariza.












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