|
Monasterio de San Miguel de Escalada |
21 de diciembre de 2022
Me dice el tendero de la esquina que soy un meapilas: tanta iglesia y tanta ermita.
Similar al recorrido que hicimos hace un par de años por los valles del Esla y del Eslonza (por donde corren las aguas del río Moro), pero cambiando en el valle del Esla la carretera por pista y alargando la ruta hasta la ermita de Villamoros (ver recorrido anterior).
Un recorrido con mucho arte; San Miguel de Escalada, joya del mozárabe que impresiona a primera vista a cualquiera que se plante delante de su pórtico, el monasterio de San Pedro de Eslonza, aunque en estado ruinoso, sus muros trasmiten el poderío de la orden y la grandeza de sus edificios y por último, la olvidada de las guías, la ignorada que ha ido capeando el paso de los años sin el reconocimiento que se merece; la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Villarmún, pequeño templo románico donde se aprecia la buena labor de aquellos artesanos que creían en sus trabajos, tallando obras de arte delicadas, perfectas y con un simbolismo que solo los más avezados son capaces de entender.
Y para aderezar el recorrido ya conocido, el añadido de la pequeña ermita de Villamoros, que a caballo entre el valle de Eslonza y el vecino valle del Porma, se levanta solitaria en el Alto de Villamoros.
Recorrido sencillo, de mañana, en tramos bajo la lluvia y por un paisaje tranquilo, sin apenas desniveles y con la belleza de los grandes espacios (aderezados por las tres joyas arquitectónicas).
Aparco a la salida de Villafañe, junto a la vía de servicio del Canal de la Margen Izquierda del Porma.
Es por la vía de servicio por donde comienzo a pedalear, para pasar por debajo de las Cuevas Menudas (ver reportaje). Cuevas Menudas y el mirador.
El desvío hacia Cuevas Menudas y el yacimiento de Lancia.
Abandonamos la vía de servicio y seguimos por pista para ganar la loma que deja a la derecha el valle del Esla.
Paneles solares y Villasabariego.
Iglesia de Villasabariego.
La pista por la que circulamos está rodeada por campos de cultivo.
Con las lluvias de los últimos días el campo esta verde y cualquier pequeña hondonada se ha trasformado en una pequeña laguna.
La pista desciende al valle a la altura de San Miguel de Escalada (población).
La casa de un amante de las bicis.
Monasterio de San Miguel de Escalada.
Resulta difícil pasar delante de una obra como esta y no ser capaz de apreciar su belleza.
Detalle de la ventana geminada.
Detalle del Pórtico.
Puerta de acceso a la torre.
Interior del pórtico.
En los meses de invierno solo se abre para visitas de jueves a domingo.
Nuestra ruta continua por carretera, buscado el alto para entrar en el valle del Eslonza.
A las afueras de Mellanzos.
Intentando meterme dentro del libro para formar parte de la historia.
El tramo hasta Valduvieco inédito, ya que nunca había recorrido esa carretera, pero un poco monótono.
Y me encuentro con la sorpresa de que varias paredes del pueblo están decoradas.
Impresionante el grafiti de Dadospuntocero.
Antiguos oficios.
Cambio la carretera por la pista y al paso por un rodal de robles donde hay un olor muy intenso, conocido pero que no logro identificar.
Las jaras, cientos de jaras que con la humedad desprenden su olor.
Meseta donde se encuentra la Ermita de Villamoros.
Con una historia muy entrañable de la población desaparecida de Villamoros, de la estatua de una virgen que desaparecía del lugar donde la pusieron y la encontraban en el lugar donde ahora se levanta la ermita.....
Ermita de Villamoros.
Por supuesto no puede resistirme a hacer tañer la campana.
Monasterio de San Pedro de Eslonza (ruinas).
Interesante.
Pero lo sería más si se pudiera pasear entre sus viejos y arruinados muros.
Villarmún.
Iglesia de Nuestra Señora de Villarmún.
En otra ocasión visitamos su interior (ver reportaje).
Románica, Siglo XII una sola nave, cabecera de planta semicircular por dentro y cuadrada en el exterior.
Canecillos de la iglesia de Villarmún.
Comentarios
Publicar un comentario