Desembocadura del río Lima desde el Monte de Santa Luzia
16-18 de diciembre de 2022
Salimos temprano, con tiempo suficiente para recorrer los algo más de cuatrocientos kilómetros y llegar a tiempo de poder perdernos entre los puestos del mercado que montan los viernes en las proximidades del puerto.
La historia de Viana comienza en el Monte Luzia, promontorio que se levanta a poco más de doscientos metros sobre las aguas del Atlántico y a orillas del río Lima.
En ese monte, en lo más alto, existió un poblado castrense que vivió sirviéndose de los recursos que les brindaba la tierra y el mar hasta los tiempos de la dominación romana, donde paulatinamente se irá retirando de los altos para buscar asentamiento en el valle y junto a las orillas del río Lima.
En 1258 se funda la ciudad. Es Alfonso III el que en Carta Foral otorga el nombre de “Viana da Foz do Lima”.
La ciudad se irá desarrollando gracias al comercio marítimo, hasta que en 1848 la reina María II de Portugal decide elevar la villa a la categoría de ciudad con el nombre de Viana do Castelo.
Los de casa nos gusta mirar debajo de la alfombra y buscar las viejas leyendas que dan un aire más humano a los nombres. Y en esta ocasión encontramos la de un caballero que se enamoró de una bella princesa que vivía en un castillo a orillas del río Lima. El caballero rondaba el castillo, una y otra vez, con la esperanza de ver a su amada, hasta que un día vio a la princesa en uno de los balcones del castillo y loco de alegría comenzó a gritar: "¡Vi a Ana do Castelo, vi Ana do Castelo, Viana do Castelo!”
Viana do Castelo es una ciudad para enamorarse. Con el encanto de las ciudades que tienen mar y que son cruzadas por un río.
Viana es una ciudad pequeña que disfruta cuando los viajeros recorren sus estrechas calles empedradas o cuando las abandonan momentáneamente para un tranquilo paseo por sus playas junto a un bravo mar.
Era necesario empezar este reportaje con una foto del Santuario de Nuestra Señora de Santa Luzia.
Emblema de la ciudad de Viana de Castelo y uno de los edificios notables de todo Portugal.
Pero por motivo de horarios (el del santuario es más amplio) nuestra visita a esta coqueta ciudad no comenzó por los altos.
Fuerte o Castillo Santiago da Barra
Un comercio marítimo incipiente acosado por de la piratería, obligó en el siglo XV a los procuradores en cortes de Lisboa a levantar un fuerte en la desembocadura del río Lima. A lo largo de los siglos, las embestidas de los corsarios obligan a su reconstrucción, hasta que en el siglo XVI y XVII se finalice con la construcción del Fuerte Santiago da Barra.
El castillo fortaleza tiene planta pentagonal, con baluartes en los vértices para incrementar el sistema defensivo y donde se sitúan las garitas de vigilancia. Está rodeado de un foso y el acceso se realiza a través de un puente levadizo.
En el interior del recinto resulta muy amplio, existiendo un pequeño faro y varios edificios pertenecientes a las oficinas de turismo y a una escuela de hostelería.
Accedemos desde el puerto,
Buscando la puerta que nos permita pasar los fosos de una manera cómoda.
Foso del fuerte.
Puerta de acceso.
Interior del fuerte.
Desde uno de los baluartes que mira hacia Viana y hacia el Monte de Santa Luzia.
Y desde otro de los baluartes, hacia el puerto y el río Lima.
Mercadillo de Viana do Castelo.
Poco se ajusta el término mercadillo por su tamaño, al mercado que se monta cada mañana de viernes en Viana.
Deambulamos por sus puestos y aprovechamos para comprar un paraguas (que el nuestro se quedó en casa) que servirá como amuleto para espantar la lluvia, que los pronósticos vaticinaban a media tarde.
Gorros, calcetines, zapatillas, zapatos, camisetas, bragas, destornilladores, cuchillos, cazuelas, especias, carne a la brasa y hasta pulpo!!!.
Increíble la labor que hacen los vendedores ambulantes.
Santuário de Nossa Senhora da Agonia.
De estilo barroco-portugués.
La torre, de 1868, se construyó separada de la capilla, algo poco habitual en las iglesias y capillas portuguesas.
Interior de Santuário de Nossa Senhora da Agonia.
Barco hospital Gil Eannes
Este barco hospital se construyó en 1955 en los astilleros de Viana con el fin de apoyar a los barcos pesqueros portugueses dedicados a la pesca del bacalao en Groenlandia.
Actualmente se encuentra fondeado permanentemente en Viana para mostrarnos como era un barco hospital en los años 50.
Con verlo por fuera nos vale. Preferimos callejear por las calles de Viana a la vez que buscar un lugar donde poder arrimarse al plato.
Chafariz de Mercurio.
Av. dos Combatentes da Grande Guerra
Una de las principales avenidas de la ciudad y la calle donde a las 18:00, 20:00 y 22:00 se corta el tráfico y estalla el espectáculo de luz y sonido navideño (detonante de esta pequeña salida).
Pero ahora poca gente nos encontramos por esta calle. Motivo? cambio horario con respecto a España y que los portugueses comen antes.
Atacando el bacalao.
Santuario de Santa Luzia
Después del bacalao y la carne a la plancha, lo propio sería buscar un lugar donde reposar la modorra.
Pero los días cercanos al solsticio de invierno son muy cortos y si queremos ver algo es cuestión de moverse.
Situado a las afueras de la ciudad y en lo alto del Monte de Santa Lucía (al que se accede en coche, a pie por unas escalinatas o en Funicular), es visible prácticamente desde cualquier punto de la ciudad.
Y desde la plataforma del santuario unas impresionante vistas de Viana y de la desembocadura del río Lima.
Tanto así que la revista National Geographic consideró que estas vistas era el tercer paisaje más bonito del mundo (atentos, en 1927).
Se comienza a construir en 1903 y se finalizará en 1943, siguiendo el modelo francés de la Sacre Coeur.
Diseñado por Miguel Ventura Terra, sobre una planta en forma de cruz griega, mezcla elementos neo-románicos, neo-bizantinos y neo-góticos.
Entre lo más destacable; su monumental escalinata, la estatua de bronce del Corazón de Jesús, los tres enormes rosetones y la decoración interior de la cúpula.
Los vecinos de Viana se enorgullecen de tener el santuario con los rosetones más grandes de la Península Ibérica y los segundos más grandes de Europa.
Los rosetones decorados con vidrieras son obra de Ricardo Leone.
Cuando entras al templo y pasas bajo el rosetón de la fachada principal te das cuenta de la espectacularidad de su gran tamaño.
De su tamaño y de la perfección del tallado de todo el trabajo, que al amante del simbolismo de la piedra le deja un vacío propio del que busca en el arte algo más que la colocación de una piedra sobre otra (aunque llegue hasta la Luna).
Estatua de bronce del Corazón de Jesús del escultor Aleixo Queirós
Frescos que representan el vía crucis y la ascensión de cristo
El altar Mayor está presidido por el Sagrado Corazón de Jesús, realizado en mármol blanco y obra de Aleixo de Queiroz
Citânia de Santa Luzia (Castro de Santa Luzia.)
A espaldas del Santuario de Santa Luzia, continuando por una estrecha carretera llegamos a los origenes de Viana do Castelo.
Citânia de Santa Luzia fue un poblado fortificado que se habitó ininterrumpidamente, entre la Edad del Hierro y la Romanización, al ser posición estratégica sobre el estuario y la desembocadura del río Limia, así como la costa del Atlántico.
De toda la superficie donde se asentó el castro, solo se conserva una tercera parte, desapareciendo el resto al construirse en esos terrenos el Hotel de Santa Luzia y las carreteras de acceso.
Una red de pasarelas recorre las ruinas del castro de Santa Luzia.
Las construcciones en su mayoría son de planta circular, agrupadas en barrios, delimitadas por muros y caminos (algunos de ellos enlosados).
Citânia de Santa Luzia esta declarado Monumento Nacional.
Para levantar ese muro se ha tenido que trabajar mucho la piedra (posiblemente más que los rosetones por los que acabamos de pasar) .
De momento la cosa va bien, vamos siguiendo el plan previsto, podemos relajarnos, disfrutar de los rayos de sol que consiguen colarse entre las nubes y qué coño!!!!
Marcarnos un twist.
Una foto para el recuerdo.
Plaza de la Republica (centro de Viana do Castelo)
Es uno de los sitios con más ambiente de Viana do Castelo, más en estos días que sobre las fachadas de sus edificios lucen miles de pequeñas estrellas y un buen número de casetas se reparten por la plaza y brindan la posibilidad de comprar algún recuerdo navideño o tomar vino caliente o chocolate acompañado por dulces típicos navideños.
Plaza de la Republica.
Vino caliente y dulces típicos.
Luces de Navidad Viana do Castelo
Av. dos Combatentes da Grande Guerra engalanada y preparada para el espectáculo navideño.
Porque una imagen vale más que mil palabras.
Relax al final del día con una Super Bock.
La mañana parece que amanece resacosa, sin apenas gente por las calles y con un tiempo indefinido.
Estación de tren de Viana do Castelo
Al final (o al inicio) de la Avenida dos Combatentes da Grande Guerra.
El edificio fue construido a finales del siglo XIX.
Monumento a los Danzantes.
Convento da Caridade.
Praia Amorosa.
Cambio de escenario; sale el sol y hace bastantes días que no lo veíamos. Cogemos el coche y nos vamos a recorrer alguna de las playas cercanas a Viana.
Praia Amorosa.
Los típicos barcos de pesca de colores vivos, acompañados de un fuerte olor a pescado.
La lonja. Hoy casi todo es pulpo.
Disfrutando un café al sol.
De nuevo por las calles de Viana. Plaza de la República.
Casa de Malheiro Reimão, obispo de Río de Janeiro.
Capela das Malheiras.(arquitectura barroca)
Catedral de Viana do Castelo.
Iglesia fortaleza levantada en el siglo XV. Su fachada está flanqueada por dos grandes torres coronadas por almenas.
Se encuentra en pleno casco histórico, a sólo unos pasos de la Plaza de la República.
Destaca su hermoso portal gótico con arquivoltas con escenas esculpidas de la Pasión de Cristo y esculturas de los Apóstoles.
Casa dos Velos.
Un tranquilo paseo, a orillas del Lima, disfrutando de los últimos rayos de sol.
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