Road trip Mediterráneo: Tarragona

13 y 14 de enero de 2023

El tiempo se tuerce (más bien, torna hacia la estación en que nos encontramos) pronosticando lluvias y nevadas para los próximos días, por lo que decidimos que Tarragona será nuestra última parada en este pequeño road trip.

Tarragona exuda Roma por sus cuatro costados.

A orillas del Mediterráneo allá por el 218 a.C., los romanos establecen en lo que hoy es la ciudad de Tarragona, la capital romana más importante de occidente desde donde se gobernaba Hispania.

Y fruto de esa posición relevante, se levantarían las infraestructuras necesarias para la Imperial Tarraco.

Un par de días para caminar por sus estrechas calles, para conocer las ruinas de su anfiteatro, su circo, la plaza del Forúm y sus murallas.

Y ya de noche buscar un lugar donde tomar algo en las alegres terrazas de la plaza de la Font, para luego recorrer la Rambla Nova y asomarse en el Balcó del Mediterrani y contemplar el Mediterráneo, el mar que ha sido el protagonista de nuestro viaje.

Acueducto de les Ferreres.

Antes de entrar en la ciudad, un desvío para visitar el Acueducto de les Ferreres.

A escasos tres kilómetros de Tarragona, nos topamos con un trozo del acueducto que los romanos levantaron en el siglo I a.C., para dotar de agua a la ciudad.

Perfectamente conservado, corresponde a un tramo del acueducto que traía el agua desde el río Francolí hasta Tarraco.

Dos niveles con arcos superpuestos que llegan a alcanzar una altura de 27 metros.

Maravilloso poder pasear libremente entre sus arcos y subir hasta el alto para atravesarlo de lado a lado.

Perfectamente conservado.

Anfiteatro de Tarraco

Construido a finales del siglo II d.C. en la parte baja de la ciudad y casi a orillas del mar.

Con una capacidad para 14.000 espectadores se destinó para luchas de gladiadores, luchas contra fieras y para ejecuciones públicas.

En su interior, sobre la arena, se construyó una basílica en el siglo VI dedicada a los mártires y, posteriormente, en el siglo XII, una iglesia románica.

Lo propio, en nuestra mentalidad actual, sería asistir a un espectáculo de gladiadores a media tarde, cuando aprieta el sol, para después aliviar el calor con un bañito en la playa.

Una parte de la grada (o cávea) aprovecha los desniveles del terreno.

Restos de la basílica del siglo VI dedicada a los mártires, donde con posterioridad (en el siglo XII) se levantó una iglesia románica.

Circo romano

Construido a finales del siglo I d.C. era un edificio destinado principalmente a las carreras de caballos, con capacidad para unas 25.000 personas y que estuvo en uso hasta el siglo IV d.C.

Las modificaciones a lo largo del tiempo hace que necesitemos una maqueta de como fue, para hacernos una idea de su forma y de sus dimensiones.

A día de hoy solo podemos ver una pequeña parte de las gradas, y tres de las bóvedas que servían para la entrada de espectadores, una de las cuales sirve de pasillo de entrada al Pretorio, la torre que facilitaba el acceso hacia el Foro Provincial.

Con el paso del tiempo, esa Torre del Pretorio, fue reconvertida en fortaleza y palacio de reyes de la corona catalanoaragonesa.

La parte alta de la torre es un estupendo mirador de la ciudad.

Acceso al Circo Romano. Torre de las Monjas (s. XIV).

Torre del Pretorio.

Bóveda longitudinal del circo (bóvedas de cañón).

El sarcófago de Hippolytus (siglo II)

Torre del Pretorio.

Vistas desde la Torre del Pretorio.

El anfiteatro desde la Torre del Pretorio.

Arena y podio del circo.

Graderío del circo.

Mercado central

Un edificio construido en 1915. Con grandes columnas de hierro que evitan los muros y le confieren gran luminosidad.

Entraremos en varias ocasiones al estar nuestro hotel en las inmediaciones de él.

Rambla Nova.

La calle más famosa de Tarragona y el lugar donde hacer el paseo el sábado por la tarde.

Un boulevard de casi dos kilómetros que finaliza en el Balcó del Mediterrani, un mirador a 40 metros sobre el mar que da una estupendas vistas hacia el puerto y hacia el anfiteatro.

Rambla Nova.

Monumento a Roger de Llúria.

Balcó del Mediterrani.

Monumento a los Castellers.

Fórum de la Colonia

Fue el centro neurálgico de Tarraco, donde las élites locales se reunían.

Las calles principales conducían a él y se concentraba toda la actividad pública de la ciudad.

Desafortunadamente quedan tan pocos restos, que para hacernos una idea general será preciso ver los paneles informativos donde unos dibujos nos muestran como eran los edificios que allí se encontraban.

El conjunto está formado por dos zonas separadas por una calle y unidas por una pasarela sobre dicha calle.

Entre esas columnas se encontraría la Basílica, un edificio cubierto de tres naves, lugar de reunión social, administrativa, política y judicial.

La Basílica.

Calle empedrada.

Muralla de Tarragona

Esta muralla es la construcción romana más antigua fuera de Italia (siglo II a.C.).

Llegó a tener una longitud de 4.500 metros, pero actualmente solo se conserva unos 1.000 metros (son los que rodean el barrio histórico de la ciudad.

Con posterioridad (durante los siglos XVI y XVII) sus muros fueron reforzados, notándose perfectamente la diferencia entre sus hechuras.

Entrada al recinto de las Murallas (Paseo Arqueológico).

La parte inferior de todo el recinto de muralla es la original romana, identificándose por los bloques de gran tamaño (ciclópeos).

Réplica de la Loba Capitolina.

Callejeando

Plaza del Payol.

Muy bulliciosa a mediodía y al atardecer, donde puedes tomar algo en alguna de sus terrazas (si encuentras sitio).

En el centro de la plaza se encuentran los restos de una puerta del que fuera Fórum Provincial.

Casa Canals.

Se trata de una de las pocas casas señoriales de Tarragona que se ha conservado íntegramente hasta nuestros días.

Su visita nos muestra cómo eran las casas señoriales de Tarragona.

Plaza de la Font.

A medio camino entre la Rambla Nova y el casco antiguo y situada sobre una parte que ocupó el circo romano.

En uno de sus extremos se sitúa el Ayuntamiento construido en estilo neoclásico.

Un buen sitio para comer o cenar en una de sus concurridas terrazas.

Catedral de Tarragona

Por más que lo intente, uno no puede evitar comparar con lo que tiene en casa (con la Catedral de León, vamos!!!).

Situada en la plaza de la Seu, la Catedral de Santa Tecla se empezó a construir en 1.171, en estilo románico, consagrándose en 1.331 (finalizada en estilo gótico).

Esta catedral-basílica, que se levantó sobre un antiguo templo del emperador Augusto, se encuentra rodeada por edificios, lo que impide que tengamos una visión de conjunto, aparte de su grandiosidad.

En el exterior destaca la puerta principal de estilo gótico con arcadas ojivales y grandes esculturas de apóstoles a ambos lados. En el centro, sirviendo de parteluz, una Virgen con el Niño de estilo gótico y con semejanzas con otros modelos franceses.

En el interior, nos decantamos por el Altar Mayor y por la capilla de Santa María de los Sastres.

Entrando por la Calle Mayor.

Plaza de la Seu.

Fachada principal de la Catedra - Basílica de Santa Tecla.

Parteluz.

Interior

Una de las naves laterales.

Capilla de los Cardona

Capilla de la Concepción.

Nave central.

Capilla del Santo Sepulcro.

Sepulcro de Juan Aragón.

Capilla de los Sastres

Capilla de santa María de los Sastres, construida entre fines del siglo XII y comienzos del XIII, es la más suntuosa de las capillas góticas de la catedral, por su decoración arquitectónica, escultórica y pictórica.

Con planta poligonal de cinco caras, está cubierta con bóveda de crucería estrellada cuyos nervios reposan sobre las esculturas de los evangelistas.

Tres ventanales de tracería gótica.

La pieza principal, la que llama nuestra atención nada más entrar, es el retablo dedicado a la Virgen.

Realizado en piedra caliza y policromado.

Esta pieza sirve para darnos cuenta de como estarían en su origen la mayoría de iglesias y catedrales, las cuales con el paso del tiempo perdieron esa policromía.