Pico Pardal y Peña Villa desde Fuentes de Peñacorada (con paso por el priorato de San Guillermo)

Pico Pardal
Peña Villa y las Tierras del Tuejar
Ruinas del priorato de San Guillermo

6 de septiembre de 2023

Desde el collado el sol me espiaba de reojo.

He madrugado a pesar de que la distancia hasta Fuentes no es grande, porque me apetecía disfrutar de las luces de primera hora.

Carretera estrecha y retorcida hasta Fuentes de Peñacorada, que a esa hora presenta unas calles tan desiertas como el paraiso.

Las cimas del Pico Pardal y de Peña Villa son el programa previsto. Cimas de altura discreta (apartadas de los ambientes montañeros), que ofrecen estupendas vistas y que me permitirán hacer un recorrido disfrutón mientras cabalgo la arista que me lleva hasta la cumbre de Peña Villa.

Sobre su cima la vista se despliega sobre los extensos bosque que cubren los valles de la cuenca del Valdetuejar, y que se cierran hacia el este con las cimas del Espigüete y las de la Sierra del Brezo.

El descenso continuando la arista, hacia El Campirrial y como aún es pronto, y hay ganas de caminar, prolongo la ruta hasta las ruinas del priorato de San Guillermo.

Algunos lugares no pueden tener más banda sonora que el silencio.

Las ruinas del priorato de San Guillermo es uno de esos. En la cabecera del arroyo del Valdelis (hoy más seco que la mojama) y a la sombra de Peñacorada, Guillermo y un grupo de seguidores se establecieron en este apartado y recóndito lugar buscando esos silencios que son la mejor forma de comunicación.

Retrocedo hasta El Campurrial para tomar el camino que me devuelve a Fuentes siguiendo el cauce del del arroyo de Fuentes, que también encuentro seco al inicio, y que gracias a pequeños aportes de otros arroyos, va ganando caudal hasta que poco antes de entrar en el pueblo tuerce su rumbo para separarse del camino.

Entro en un Fuentes que ha roto el silencio de la mañana con cuatro vecinos, que ante una mesa colocada en medio de la carretera y a la sombra, juegan a las cartas sin percatarse del pirata que cruza tras ellos, al que le gustaría ser como esos viejos que siempre saben de dónde viene el viento, a dónde va la tormenta y sobre todo; saben que no se puede hacer nada para evitarlo.


Fuentes de Peñacorada, inicio y final de mi ruta.
Peñacorada.
Fuentes de Peñacorada.
Caminando por la vieja calzada romana.
Un sendero que el ayuntamiento de Cistierna ha balizado y nombrado como: "La Huella de las Legiones". Un camino que conserva tramos de calzada y que se dirige hacia El Campurrial (ladera norte de Peñacorada).
Una nueva estampa del pueblo con las cimas del valle de Sabero al fondo.

El camino continua hacia El Campurrial, pero mucho antes, en un recodo veo la pirámide cimera del Pico Pardal, un promontorio que sirvió a los Vadinienses para establecer sus poblado.
Pico Pardal.
Peña Villa a la derecha.
Por un robledal con ejemplares de gran porte.
Vista atrás mientras asciendo hacia el Pico Pardal.
Peña Villa y Peñacorada.
Sobre la cima del Pico Pardal.
Un estupendo mirador a las cimas de Ocejo.
Y por supuesto a Peñacorada
Siluetas.
En la meseta del Pico Pardal pocos restos podemos encontrar del asentamiento Vadiniense (únicamente el foso de un antiguo aljibe). 
Desde esta imagen, que mira a la cuenca de Sabero, podemos ver el aljibe en la meseta del Pico Pardal.
Con aumentos, Los Moros.
Peña Rionda
Pico Cerroso.
Campriondo.
Peña El Castro.
El Pico Pardal visto durante el descenso hacia el collado de unión con Peña Villa. Se aprecia como es un fuerte inexpugnable.
Nueva vista del Pico Pardal.
Y otra panorámica con las montañas vecinas.
Ahora mirando hacia Peña Villa.
Un aristeo sencillo y disfrutón.
Vista atrás.
A punto de alcanzar la cima.
Peñacorada desde la cima de Peña Villa.


En las proximidades de El Campurrial; Peña Villa.
Peñacorada.
El continuo manto de robledal que se descuelga desde Peña Villa e inunda todo el valle del Tuejar.
Los valles del Tuejar.
Ya en las ruinas del Priorato de San Guillemo.
El monje y eremita Guillermo busco la soledad en la ladera norte de Peñacorada, aprovechando las aguas del recién nacido Valdelís y con la ayuda de otros monjes, fundaría el monasterio de Santa María de Valles de Peñacorada que con posterioridad pasaría a llamarse priorato de San Guillermo.
Seiscientos metros de desnivel nos separan de la cima de Peñacorada.
Otra imagen del las ruinas del priorato de San Guillemo
La ardilla de Estrabón, Plinio o Heródoto (no sabemos quien era el autor de la cita) bien podría recorrer las tierras del Tuejar de rama en rama.
De nuevo por El Campurrial.
Para tomar el camino que nos lleve hasta Fuentes.

Un estrecho antes de entrar en el pueblo.






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