27 de septiembre de 2023
Porque de un culo deprimido no puede salir un pedo alegre.
Así nos sentíamos, alegres y explosivos, al final de la jornada, después del recorrido que nos habíamos marcado. Dos cimas (Corcadas y Gabanceda), dos hayedos (el hayedo de la umbría del Salceda y el de Valcarque) y tres valles ( Salceda, Susiella y Orza).
De nuevo madrugando para sorprender a el amanecer.
Largo trayecto hasta Casasuerte y agradable caminar hacia el Collado de la Cruz, atravesando un primer hayedo por el que buscamos algún tinte otoñal mientras escuchamos el bramido de los ciervos.
Camino entrampado por la vegetación hasta La Panda, donde ya libres, atacamos la proa de este buque pétreo, cual piratas embravecidos, por una estrecha canal que nos mete de lleno en la arista cimera.
Alto de la Panda y Corcadas, dos miradores excepcionales hacia Picos y hacia los espectaculares valles que rodean a esta montaña.
El valle de Susiella, al que descendemos para cruzarlo, reverdece con las lluvias de los últimos días.
Por él ascendemos hacia su cabecera, hacia una nueva cumbre: el Gabanceda, un balcón, o mejor, el balcón desde el cual podremos deleitarnos con las vistas hacia Picos.
Corre el tiempo (en el monte el reloj corre más veloz) y hay que ir descendiendo.
Por una traza, muy tomada por las escobas, hacia el Collado Valcarque, para con un cambio de rumbo entrar en el hayedo del mismo nombre.
La majada del Montó es el punto donde abandonamos las alturas y volvemos a encontrarnos con el valle. En esta ocasión con el valle de Orza, por el que corre una pista que nos devuelve a Casasuertes.
- Y ese pedo?
- Un pedo alegre.
Amanece que no es poco.
El Corcadas desde las proximidades de Casasuertes.
Por el valle de Salceda.
Reconstrucción de un chozo de pastores.
En la ladera contraria de las Corcadas de Ceranzo, en el valle de San Martino, hay otro chozo de similar traza que este.
Hayedo de la Umbría de Salceda.
Las Corcadas de Ceranzo.
Como el casco de un barco pétreo invertido.
Hayedo de la Umbría de Salceda.
Collado de la Cruz.
El tramo con más dudas por si el pequeño sedero estuviera cerrado por la maturranga.
Ya despiertan las montañas vecinas.
Al fondo el valle que recorrimos.
Los valles que se desprenden desde la ladera sur de las Corcadas de Ceranzo.
Como telón de fondo; las Palentinas.
Ya en La Panda, con el camino libre de vegetación.
Hacia el Pico Cebolleda y el Gildar (las fuentes del río Cares).
Los valles se hunden.
Un último esfuerzo para colocarnos en la arista.
Nos roba nuestra mirada el valle de Susiella y
la cima del Gabanceda.
Alto de la Panda.
A nuestros pies el valle de Sasiella.
Y la larga arista que es preciso recorrer hasta la cima del Corcadas.
Vista atrás.
Al frente.
Ya próxima.
Cima del Pico Corcadas.
Hacia el este.
Hacia el sur, con la línea de valles que se desprenden de la ladera de las Corcadas de Ceranzo.
Super angular.
La cima del Gabanceda.
Durante el descenso no topamos con una dolina en cuyo interior un tapón de hielo oculta la profundidad de esta.
A finales de septiembre, después de este tórrido verano, aún hay hielo en esta dolina!!!!!!!
Valle de Susiella.
Desde la cima veíamos unos bichos de color oscuro con lomo grisáceo: Tudancas.
Vista atrás, el boquete del Corcadas.
Al frente el valle que tenemos que remontar hacia el Gabanceda.
Vista atrás.
Ya próximos.
Carlos en la cima del Gabanceda
Un espectacular balcón hacia Picos.
Panorámica hacia el Corcadas
El Corcadas.
El fotógrafo fotografiado.
El Jario y Peña Beza y el Canto Cabronero.
Peña Beza y el Canto Cabronero, por esta estuvimos correteando la semana anterior.
Descendiendo.
Hayedo de Valcarque.
Valle de Orza, con la majada de Montó a la derecha.
Majada de Montó.
Valle de Orza.
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