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Sierra de A Capelada y San Andrés de Teixido |
6 de octubre de 2023
Entre las rías de Cedeira y Ortigueira, bañada por las aguas del Atlántico, se levanta la Sierra de A Capela, tal cual muro protector de la ría de Ortigueira ante los embates de los vientos marinos.
Lugar mágico, donde el ganado campa a sus anchas en total libertad, donde se encuentran los acantilados más escarpados de la península ibérica, donde podemos pasear por las únicas playas de arena negra (sin ser de origen volcánico) y donde en un rincón que mira al mar a la vez que se protege de los agresivos vientos del norte, se encuentra uno de los santuarios más visitados de Galicia: San Andrés de Teixido.
Hoy no bajaremos hasta las playas de areas negras, no visitaremos San Andrés de Teixido, ni siquiera caminaremos entre sus retorcidos pinos. Hoy solo cruzamos la Sierra de A Capelada camino de Cariño.
Pero no es posible pasar por alguno de sus miradores, o por la garita de Herbeira sin parar (tanto a la ida como a la vuelta) para sacar alguna foto.
San Andres de Teixido a vista de pájaro.
Los aerogeneradores ya forman parte de este paisaje.
Recuerdo la primera vez que recorrimos esta zona, camino del Monte Herbeira, sin nada más que el ganado pastando tranquilamente.
Desde las proximidades de la garita de Herbeira.
Mirando hacia la posición donde se ubica San Andrés, y donde podemos ver las praias de areas negras (ver reportaje). Panorámica de la ría de Ortigueira (la población de Cariño a la izquierda) desde el mirador de Lodeiro.
Ya de tarde, con una luz distinta, una mirada hacia los salientes de suroeste.
Con mayor detalle.
Acantilados de Herbeira desde la garita del mismo nombre.
Un par de días más tarde descenderé hasta el mismo borde del mar desde el vértice geográfico siguiendo la arista.
Garita de Herbeira.
El pirata inglés Francis Drake con su patente de corso merodeaba por las costas gallegas allá por el siglo XVI, atacando las villas de Cedeira, de Ferrol y Betanzos.
Un siglo mas tarde los piratas berberiscos toman el relevo de Drake y continúan golpeando y arrasando la costa gallega, por lo que las autoridades deciden crear un sistema defensivo para evitar en lo posible los saqueos.
Se crean una serie de garitas (situadas en puntos estratégicos) que a través de fumatas podían dar la voz de alarma.
La garita de Herbeira es uno de esos puntos estratégicos.
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