Road Trip C&M (Cuenca & La Manga)

Villa Romana de Noheda
Cuenca desde el puente de San Pablo
Cabo de Palos
Calblanque
Playas de Calblanque

Arrancar el motor del coche y devorar kilómetros se convierte en una pasión, que unido al vicio de ver, sentir y disfrutar de nuevos paisajes, nuevas (o viejas) culturas, y todo tipo de expresiones de arte, nos permite seguir viviendo a pesar de que sepamos de su inutilidad.

Volvemos a huir del mal tiempo, en busca de sol, luz y nuevas formas que impresionen nuestras retinas.

Con una parada en Cuenca, donde a pocos kilómetros de la capital, la Villa Romana de Noheda nos enseña como el lujo se unía con el arte, o en la misma Cuenca donde el aprovechamiento del terreno, llevaba a sus pobladores a construir edificios de película donde sus moradores desafiaban al vértigo.

Alargando el trayecto, llegamos hasta La Manga del Mar Menor, donde nos esperan espacios conocidos que bien sabemos hacen del mar y la montaña un binomio perfecto.

7 días donde el reloj corre lento como las tardes del domingo y donde la luz brilla sin tregua.


4 de mayo de 2024

Villa romana de Noheda

Protegido de los vientos del norte por unas pequeñas colinas que van descendiendo hasta una llanada, en cuya base corren las aguas del Arroyo de Tejar (necesario para el suministro de agua), rodeado de bosque que proporcionan madera y leña, aislado (para evitar las visitas no deseadas) y con proximidad de una vía importante de comunicación (para sacar los productos obtenidos), el lugar (hoy llamado Noheda) reunía los requisitos necesarios para levantar una "villae" romana.

Las villas eran edificaciones romanas que pasaron de ser modestas viviendas rurales a magníficas residencias aristocráticas.

En la época bajo imperial (siglo III), una crisis en el imperio romano origina un importante descenso demográfico en las ciudades y lleva a que la aristocracia prefiriera irse a vivir a sus "villae" en el campo donde disponían de grandes propiedades agrícolas y de talleres artesanales donde podían volverse autosuficientes, sin abandonar las comodidades a las que estaba acostumbrados en la ciudad (aparte de pagar menos impuestos que en las ciudades).

Cuantas "villae" romanas permanecerán enterradas en la vieja piel de toro, esperando que un arado tropiece o saque a flote alguna tesela, algún resto de muro o fragmentos de una vajilla.

La existencia de una villa romana en Noheda era conocida desde antiguo, pero será en 1984 cuando de forma fortuita durante las labores de labranza por parte de la familia Lledó queda al descubierto un pedazo de mosaico.

Es el dueño José Luis Lledó Sandobal el que a finales del 2005 inicia una primera campaña junto al Instituto del Patrimonio Histórico de España.

Descubierto el pastel, el gobierno de Castilla-La Mancha adquiere los terrenos en el 2015 con intención de hacerlos visitables.

Las pugnas entre administraciones por su titularidad, hará que se demore la apertura al publico hasta julio de 2019.

Hoy estamos de suerte, los mosaicos de la villa romana de Noheda pueden ser visitados, de forma guiada, con reserva previa y gratuita (de momento).

Antes de llegar a Cuenta, tomamos un desvío A 18 kilómetros al norte de la ciudad de Cuenca, cerca de la localidad de Noheda (la que da nombre),  una pedanía del municipio de Villar de Domingo García.
Al igual que la villa romana de La Olmeda (ver report sobre La Olmeda) el edificio donde se atesoran los mosaicos es cuanto menos original, siendo su puesta interior extraordinaria para poder ver los mosaicos (en este caso, en singular: el mosaico). 
Un entramado de pasarelas nos permite volar sobre un mosaico del que algunos investigadores tachan como: "El mosaico más impresionante de todo el Imperio romano" (según Katherine Dunbabin, una de las más grandes especialistas en mosaicos romanos).
Si lo dice Katherine será verdad, pero no puedo dejar de pensar en la sala principal (oecus) de la villa romana de La Olmeda, con 175 metros cuadrados (el de Noheda esta por unos 230) en bastante buen estado y con unos mosaicos figurativos donde unas escenas de cacería alcanzan un gran realismo. 
Y que decir del corredor de la Gran Cacería de la villa romana de Casale con su pasillo de más de 65 metros......(ver report sobre la Villa Romana de Casale)
No se, no se,.... creo que no te lo compro Katherine.
Vista del triclinio o comedor.
Una sala de planta cuadrangular aumentada en tres de sus lados por semicírculos, dejando libre el cuarto donde se ubica la entrada.
Pavimentado el suelo con mosaicos y con restos de pinturas en los muros que se conservan.
En esta parte el mosaico esta muy perdido.

Sala Triabsidada.
Al sur de la sala Triabsidada encontramos una una serie de columnas de ladrillos que servía de pilares del suelo de una zona calefactada.
Con mayor detalle.
Escena de La Actuación de los Mimos.
Una orquesta (órgano) ricamente instrumentada y un coro de actores que acompañan a los danzantes.
Con diferencia la escena que mejor se deja ver con este sistema de pasarelas.
En el centro, danzante con máscara y ataviado con colorido vestuario.
Opus vermiculatum es un método de colocación de teselas para resaltar el contorno alrededor de una figura (puede ser de una o más filas y puede también proporcionar contraste de fondo).
Detalle del plano central; tres personajes, dos femeninos y uno masculino, ricamente ataviados, que posiblemente fueran los propietarios de la villa.
Escena de Pélope e Hipodamia
Escena de Pélope e Hipodamia
Hipodamia abrazando a Pélope.
Cuando puedes acercarte a un mosaico, aprecias que las teselas es lo más parecido a los pixeles de una cámara de fotos, cuanto menor es su tamaño, mayor es la definición de la imagen (anda que no eran listos estos romanos!!!).
Fracmento de la escena El Cortejo de Dionisio.



Otros fragmentos:






Bajo estos galpones se encuentran las termas de la villa romana de Noheda que en estos momento no se pueden visitar al estar siendo preparados para hacerlos visitables.


4 de mayo de 2024

Cuenca

Poco o nada llego a recordar de nuestra anterior visita a Cuenca.

En el siglo pasado, cuando aún vivíamos en Soria, nos acercamos unos días para buscar a Conan entre las setas de la Ciudad Encantada, a conocer la diferencia entre las torcas secas y las torcas húmedas y por supuesto, a dar una vuelta por la ciudad de Cuenca.

No llego a recordar nada de la ciudad de Cuenca (Conan recuerdo que no estaba por la Ciudad Encantada), pero de lo que estoy seguro, es que aquellos días aparcamos sin mucho problema, mientras que hoy, aparcar en la ciudad de Cuenca resulta más difícil que acertar la combinación de la Bonoloto.

Normal la falta de espacio, sabiendo que la vieja ciudad de Cuenca se organiza sobre un cerro rocoso, situado entre las hoces del río Jucar y el Huécar, donde cuelgan sus emblemáticas Casas Colgadas y sus viejo casco histórico se retuerce entre estrechas calles que apenas dejan paso a los caminantes.

La hoz del río Huécar desde el mirador del Castillo.
Hoz del río Huécar.
Castillo de Cuenca.
En lo alto de la ciudad, entre las dos hoces.
Solo conserva el llamado Arco Bezudo y dos pequeños paños de la muralla de la fortaleza árabe conquistada por Alfonso VIII.
Cabecera de la Iglesia de San Pedro 

Calle San Pedro.
Plaza Mayor.
Rodeada de edificios de fachadas de colores, entre los que destaca el Ayuntamiento de estilo barroco y con tres arcos de medio punto (al fondo de la foto), el Convento de las Petras y la impresionante catedral de Nuestra Señora de Gracia.
Catedral de Nuestra Señora de Gracia.
Construida en el 1177 por orden del Rey Alfonso VIII (sobre los restos de una mezquita árabe) empezó con estilo románico pero terminó siendo la primera catedral gótica de Castilla.

Puente de San Pablo.
Las Casas Colgadas.
No seré yo el que reste valor a sus balcones colgantes sobre la hoz del río Huécar, pero si vienes exprofeso a ver estos balcones, colgados sobre unas impresionantes vigas de madera que sobresalen de un soberbio edificio de piedra, pues te diré que bien, pero que he visto algún otro volado sobre precipicio y con una estructura mucho más endeble.
En cambio si me pareció alucinante la vista desde el puente de San Pablo de la hoz del río Huécar con sus línea de Casas Colgantes.
Puente de San Pablo.
Una panorámica incluyendo las dos orillas de la hoz de Huécar (a la derecha el Parador de Cuenca).
Y otra super panorámica incluyendo todas las Casas Colgantes.

De nuevo las Casas Colgantes.
C & C (Cruz en Cuenca).
Cambio de escenario, nos vamos a ver los rascacielos del barrio de San Martín.

Una pechada de escalones nos llevan a la trasera de los edificios del barrio de San Martín.
Rascacielos del barrio de San Martín.
El terreno montañoso hacen que estos edificios coloristas, que son de 3 o 4 alturas cuando recorres la calle Alfonso VIII se alargan hasta las 11 en la parte trasera que cae al río Huécar.
La estructura de palos que sostiene la habitación (y el resto de la casa y las de los lados que se adosan a esta) nada tiene que ver con las poderosas vigas de madera de las Casas Colgantes.
De nuevo en la Plaza Mayor.
Torre de Mangana.
Vistas hacia la parte nueva de Cuenca.

Torre de Mangana.



6 de mayo de 2024

Playa de Levante y el faro de Cabo de Palos.

Cambio radical de escenario. Nos vamos a la playa, a La Manga, a disfrutar del sol, de la playa y aunque las aguas del Mediterráneo aún están frías, a darnos unos refrescantes baños.


7 de mayo de 2024

Al faro de Cabo de Palos por la Playa de Levante

Te levantas, desayunas y sales a caminar, sin mochila, sin preocuparte del camino, solo a disfrutar.



Playa de las Amoladeras.

Paseo marítimo de Cabo de Palos.

Faro de Cabo de Palos.
Vista de las urbanizaciones en Cabo de Palos.
Una foto para el recuerdo.

Las calas del sur.
Playa del Cura.
Entrada al puerto de Cabo de Palos.
Parece que no es una entrada fácil (que se lo pregunten al capitán del barco que estaba hundido a la entrada).


8 de mayo de 2024
Calas de Calblanque

Espacio conocido, de cuando fuimos a bañarnos en sus playas, de cuando las recorrimos y de cuando pasamos por ellas camino de la cima del Cabezo la Fuente.

Hoy un paseo relajado por este espacio tan montaraz, un baño en la Cala Parreño y vuelta por las diversas playas de Calblanque.

El parque Regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila se creó para proteger uno de los ecosistemas más portentosos de la ribera mediterránea. Un entorno de calas, dunas, palmitos, acantilados y largas playas de fina arena dorada que ha sobrevivido a la vorágine inmobiliaria del Mar Menor.

Se encuentra situado en el sector oriental de la Sierra minera de Cartagena-La Unión, cerca del Mar Menor y Cabo de Palos, entre los municipios de Cartagena y La Unión en la comunidad autónoma Murciana. 



Aparcamiento (vacío, vacío).
Al fondo el Monte las Cenizas (ver report del Monte las Cenizas) y el más alto el Cabezo la Fuente (ver report del Cabezo la Fuente).


Cala Parreño.


Punta Negrete.


Cabezo la Fuente.





Playa Negrete.


9 de mayo de 2024
De Cala Reona a Calblanque

Por Cala Reona entramos hace unos años camino del Cabezo de la Escucha (un pico que da unas estupendas vistas de las playas de Calblanque, de Cabo de Palos y de La Manga del Mar Menor -ver reportaje de ese día).

Hoy entramos a Cala Reona camino de las playas de Calblanque que no recorrimos el día anterior.


Cala Reona.
Era una antigua playa de guijarros negros, producto de la erosión de las montañas de pizarra vecinas. Pero hoy luce un manto de arena amarilla producto aportaciones humanas.
Cabo de Palos.
El sendero que vamos recorriendo (PR-MU-1) también se denomina Senda Geominera por su interés geológico.
En la foto vemos el Cabezo la Escucha (el más alto) y el Cerro Atayón en cuyas laderas se aprecian las huellas de las explotaciones mineras, donde se encontró una gran veta de plata, hierro y plomo.
Cala Reona.





Las huellas de la minería.
Un terreno particular, por la coloración de los estériles, por caminar junto al mar y por su carácter tan montaraz
Lagarto bético (Timon nevadensis).
Como nuestro lagarto ocelado, pero en distribución del sureste de la península.
Cala de los Dentoles.
Cala de los Dentoles.
Vista atrás.
Instalaciones militares.
Mirador de Punta Negra.
Era una antigua edificación militar que servía de base de un potente proyector de luz que lanzaba un rayo hacia el mar para detectar el vuelo de los aviones que en tiempos de la Guerra Civil Española venían a bombardear Cartagena. 
Panorámica informada.


Pasarelas hacia Cala Magre.
Sobre un terreno de dunas fósiles erosionas por el viento y el mar.
Playa Cala Arturo.
Salinas del Rasall.

Dunas fósiles.
Estas rocas de color claro se formaron hace unos 100.000 años. Las arenas del fondo marino quedaron al descubierto con el descenso del mar y fueron petrificadas por efecto del carbonato cálcico contenido en el resto de los animales marinos.
Es una zona protegida que impide caminar por el borde del mar. 
De nuevo las salinas del Rasall.
Ya de vuelta.




Cala Reona.




Faro de Cabo de Palos

Sobre el montículo más alto de cabo de Palos (Cartagena - Murcia) se levanta el faro de Cabo de Palos.

Fue Plinio el Viejo el que informó que en dicho promontorio hubo en la antigüedad un templo dedicado a Baal Hammon, identificado por los romanos como Saturno.

En 1554, Carlos I ordena en el lugar la construcción de una torre de vigilancia para evitar los ataques de los piratas berberiscos. Dicha torre recibe el nombre de Torre de San Antonio.

El nuevo faro se levanta en 1864, tiene una altura de 51 metros sobre el terreno y emite una luz blanca con un alcance nocturno de 23 millas.

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