Ten y Pileñes en circular (pasando por la Ermita de Arcenorio)

Peña Ten
Peña Pileñes
Ermita de Arcenorio

5 de julio de 2024

Durante el descenso de la Pileñes el gesto de Carlos era serio y retraído.

En la Vega de Arcenorio sus comentarios eran monosílabos y cuando encontramos el lugar apropiado para tomar el bocata, pensé que era afortunado al encontrarnos en verano y no llevar entre nuestro equipo el piolet.

Hoy fue uno de esos días que arrancas con el amanecer, con la misma fuerza que un sol de verano, con ganas de caminar, de llegar hasta las cimas del horizonte, para buscar desde ese punto un nuevo faro que te permita seguir tu camino en busca de.... en busca de qué?

Pero... la mente extiende cheques que el cuerpo no puede pagar!!!!

Al final si pagaremos la cuenta, pero cuando por cansancio (o no saber interpretar bien el track) perdemos el camino nuestras exclamaciones serán terroríficas.

Larga ruta, que desde la proximidades de La Uña nos lleva por camino carretero hacia las nacientes del Esla (Valdosín), donde cambiamos el camino por un sendero que asciende con bravura por las Pedrices de Peña Ten en busca de su cima.

La arista se revela como un excelente mirador: hacia el Valle de Valdeburón (a nuestras espaldas), a las pandas herbosas que buscan en la Collada de las Arriondas el paso natural hacia Peña Pileñes (izquierda) y los cantiles que se desploman de golpe hacia La Vegadona (derecha) por la que pasaremos más tarde.

Ten y Pileñes, un binomio y como tal nos las marcamos en nuestro recorrido hacia la Ermita de Arcenorio.

En el descenso de Pileñes la maturranga nos cierra el paso antes de entrar en el Valle de Arcenorio.

Junto a la ermita el sol aprieta y las sombras escasean, pero se hace necesario parar y contener la sed para disfrutar de la armonía del lugar.

El Puerto de la Fonfría se sube bien por su camino empedrado, siendo la entrada a un sinfín de praderías que bajo los cantiles de Peña Ten guardan grandes rebaños de ganado.

Un último collado (erróneo) y otro para rectificar el error, nos ponen de vuelta en Valcosín donde hacemos un guiño a Peña del Castiello (la guardiana del valle) antes de tomar el camino carretero que nos deposita junto a nuestro coche.  


Entrada hacia el Valle de Valdosín.
Peña del Castiello, la guardiana del valle.
Un alegre y recién nacido Esla. 
Valdosín.
En el refugio Majada de Lario.
Vista atrás, ya se ven las cimas de Mampodre.
Panorámica.

Los Mampodres.


Valdeburón, este si el el valle de los mil valles.
Los cantiles de Peña Ten.

En la arista.
Pileñes.
Peña Ten
Lo que resta a cima.
Un mar de nubes sobre Asturias.

Ya vemos el canuto de la cima.

Carlos en la cima de Peña Ten.
La Vegadona???, la Hondonada??? o el Puerto de la Fonfría???
A la vuelta los cruzaremos.
Panorámica con una parte de la arista recorrida.
Mirando hacia Pileñes.

Dejamos atrás la cima de Peña Ten.
Continuando la arista (antes de acometer el descenso) aparece un balcón con muy buenas vistas.
Entre Ten y Pileñes el Collado de las Arriondas o del Cardal, que da paso al impresionante valle que culmina en Arcenorio.
Pileñes desde el Collado de las Arriondas.
Collado de las Arriondas o del Cardal.
Mirando a la vertiente leonesa.
Ascendiendo a Pileñes.
Vista atrás, una panorámica hacia Peña Ten (con una vista muy diferente a la que estamos acostumbrados).

Ten es para las cabras y Pileñes para las ovejas.

Sobre la cima de Pileñes.
Peña Ten desde Peña Pileñes.
El Valle de Arcenorio.
En la cima de Peña Pileñes.
Con vistas hacia los macizos de Torre Santa y el Central. 
Asturias que continua bajo la niebla.
Buzón de cima.
Descendiendo.

Pasada la maturranga entramos en el valle y seguimos por sendero.
Peña Ten.

El frescor del hayedo lo notamos sobre nuestros rostros al paso por el estrecho barranco.
Vista atrás, Pileñes y el Collado de las Arriondas.

El frescor, notamos el frescor del hayedo.
Miedo, damos miedo!!!!
Me resulta extraño pero damos miedo.
Al paso por las cabañas vemos que algunas están habitadas (cerca de ellas vemos varios quads) y de una de ellas asomó un perro que salió a ladrarnos y que rápidamente fue llamado por su dueña, una señora (aparentemente mayor) que se ocultó en el marco de la puerta amarrando al perro y que no respondió a nuestro saludo. 


Vega de la Ermita de Arcenorio.
Ermita de Arcenorio.
El collado que da acceso a Pio (por el que entramos hace unos años ver reportaje).
Ermita de Arcenorio.
El estrecho que nos mete en el Puerto de la Fonfría.

Hace unas horas estábamos arriba.
Un último collado.
Panorámica.
Vista atrás.
Ya solo resta descender, hacia el Valle de Valdosín.

Un último vistazo atrás, para decir adiós a la Peña del Castiello.

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