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Pórtico de la Majestad - Colegiata de Toro - Zamora |
7 y 8 de octubre de 2022
Una noche y un par de días para descubrir Toro y preguntarnos cómo una ciudad de esta categoría (sin menospreciar) pudo obtener los recursos necesarios para levantar una colegiata de esas proporciones.
Desde el mirador de El Espolón, Toro se asoma a un Duero cansado, por el largo camino recorrido y desconocedor del duro camino aún le queda (en los Arribes) antes de salir de la Meseta y poder fundir sus aguas en el Atlántico.
Un mirador doble: hacia el río y hacia la colegiata, que al igual que el río refleja los primeros y los últimos rayos de sol sobre sus muros.
Una construcción comenzada en las últimas décadas del siglo XII, donde se procedió a levantar la cabecera, muros, portadas laterales y pilares interiores. En una segunda etapa se consigue el cierre de las naves, el pórtico occidental, el cimborrio y la torre. Y por fin, en el siglo XIII, se finaliza adosando a poniente la iglesia de Santo Tomé.
A simple vista, desde El Espolón, la colegiata muestra su gran porte, llamando de inmediato la atención su cimborrio (que asemeja al de la catedral de Zamora), su torre y la portada septentrional por su escultura y elementos ornamentales.
Pero la Colegiata de Toro, al igual que la ciudad, esconde en su interior (Toro lo hace bajo sus calles, donde un mundo subterráneo oculta las bodegas que dan prestigio a sus afamados vinos) un precioso tesoro: el Pórtico de la Majestad.
En la que sería la portada principal, dentro del pórtico que une la colegiata con la capilla de Santo Tomé, un conjunto de tímpano y arquivoltas de época gótica (conservando en perfecto estado la policromía en sus esculturas) nos permite descubrir el arte que empleaban los hombres medievales, mezclando colores antagónicos (naranjas con amarillos, verdes con azules, violetas con rojos…), con el único sentido de exaltar el concepto del color, de la luz, que para el hombre medieval era el mecanismo utilizado para exaltar la presencia de Dios ante su pueblo.
Sería injusto si al hablar de Toro solo hiciéramos referencia a su colegiata. Toro es un conjunto histórico artístico: por su toro de piedra (el verraco de piedra del final de la Edad del Bronce, que bien podría ser un cerdo o un toro), por su Alcázar situado en lo alto del cerro que lo convertían en un punto estratégico de defensa, por el conjunto de sus cinco iglesias (Toro Sacro), por su plaza de toros (una de las más antiguas de España) y por sus calles, en especial la Calle Mayor, que te enamoran cuando las paseas (más si tienes la suerte de encontrarlas engalanadas por la feria medieval).
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Disfrutando de la Colegiata de Santa María la Mayor. |
Colegiata Santa María la Mayor
La proliferación de casas alrededor del templo hace difícil su observación (más en unos días como estos donde los puestos de la feria medieval inundan el espacio de la Plaza de la Colegiata.
Aún así, la majestuosidad del edificio esta presente al observar estos pesados y rotundos muros que buscan el cielo y que son presididos por un imponente cimborrio.
Levantada en en siglo XII, con un románico tardío, tiene planta basilical con tres naves de tres tamos, corto transepto y cabecera triabsidal precedida por presbiterios rectangulares, sobresaliendo el tambor central con respecto a los laterales.
Tres portadas (puerta norte, puerta sur y portada occidental o de La Majestad) y un gran cimborrio sobre el crucero con trazas similares al de Zamora (e incluso al de Salamanca).
La Puerta de Corredera nos introduce en esta pequeña ciudad de algo más de 8000 habitantes que estos días aparece algo más movida con su ferial medieval.
Una nueva puerta, la Puerta del Mercado, se abre a un mundo multicolor de banderas y puestos callejeros.
Vista atrás, la Puerta del Mercado cruza bajo la Torre del Reloj.
Construida en el siglo XVIII utilizando en la elaboración de la argamasa vino en vez de agua (según reza la leyenda).
Plaza Mayor de Toro.
A mitad de camino, entre la Puerta del Reloj y la Colegiata (libre de la feria medieval).
Los típicos entramados de madera y ladrillo tienen un origen medieval.
La utilización de estos entramados permite aligerar la construcción de estos edificios.
Y colocar en sus bajos soportales, hoy utilizados en su mayoría por bares y restaurantes.
Por fin, la Colegiata de Toro aparece ante nuestros ojos.
Buscamos una posición que nos permita tener una visión de su majestuosidad y la obtenemos desde el mirador del Espolón.
Con mayor tamaño.
El templo comenzó a construirse a mediados del siglo XII, para quedar finalizado en el año 1240.
En torno a los cien años que duró su construcción, se mezclaron dos estilos (el románico y el gótico).
Dos fases o periodos constructivos reflejados en dos estilos distintos y también en la coloración y tipo de piedras; el primer periodo con calizas más claras y el segundo con areniscas más rojizas.
Impresiona la visión de la cabecera, a la que se le une el cimborrio.
El ábside central está articulado en tres secciones con cuatro columnas y en la parte superior una arquería ciega (al igual que los otros dos ábsides).
Al tener menor tamaño los ábsides que la naves, da la posibilidad de colocar un rosetón (o ventana) sobre el ábside (una solución muy vista en la iglesias románicas gallegas).
A diferencia de los cimborrios de Zamora y Salamanca, el de Toro ha sustituido las escamas pétreas que cubren los dos primeros por simples tejas.
Un tambor seccionado en dieciséis caras o lados es flanqueado por cuatro torrecillas dispuestas simétricamente.
Detalle de una de las torrecillas.
Detalle de un rosetón.
El cimborrio visto desde la torre.
Vista frontal de la cabecera.
Interior
Detalle del cimborrio desde el interior del templo.
Portada septentrional (la gran portada románica de la Colegiata de Toro)
Cuatro arquivoltas de medio punto que se apean sobre tres pares de columnas geminadas.
Puerta Norte.
Puerta Norte.
En la arquivolta exterior aparecen las figuras de Cristo, la Virgen un santo y los venticuatro ancianos del Apocalipsis tañendo instrumentos.
En la segunda dos baquetones con temática fitomórfica.
En la tercera, polilobulada, Cristo en actitud de bendecir, rodeado de ángeles y en la cuarta, también lobulada, ángeles con libros abiertos.
Portada de la Majestad
Esculpida y policromada en el último cuarto de siglo del XIII.
Planteada en estilo románico en días de Fernando III, será continuada hasta su terminación en gótico por dos maestros formados en León, durante el reinado de Sancho IV.
Impresionante.
El stendhalazo está servido!!!!!
Tímpano de la coronación de la Virgen María.
El lenguaje brutal en que se expresan los tormentos de los condenados contrasta con la dicha de los elegidos.
Como gran pecador, me fijo y recreo más en los tormentos que en la acogida del cielo.
Haciendo de parteluz, la Virgen María con el niño.
Iglesia de Santo Tomé.
El Alcázar y el Verraco de Piedra
Poco impresiona el Alcázar de Toro cuando se viene de visitar la colegiata.
En lo alto del cerro, construido en la época de la reconquista, se presumía como lugar apropiado para hacer de la villa una plaza fuerte.
Se levanta en el siglo X, un edificio macizo, realizado con materiales pobres (piedra y argamasa) y con una estructura de fortaleza inexpugnable, que hoy alberga en su interior la oficina de turismo y diversas salas de exposiciones, pudiéndose caminar por su adarve (camino situado en lo alto de una muralla ) donde se brindan estupendas vistas del cimborrio de la colegiata, de la ciudad y del Duero.
Alcázar de Toro.
El Toro de Toro.
A la entrada del Alcázar, el toro o verraco es un tipo de escultura habitual en las provincias de Salamanca, Ávila y Toledo.
La Colegiata de Toro desde el adarve del Alcázar.
Con más aumentos el cimborrio y la torre.
La plaza del Toro de Toro.
Adarve.
El mirador del Duero y de la Vega del Toro
En la cabecera de la colegiata, en el extremo de una pequeña plazoleta, se abre un mirador al Duero y a la Vega del Toro.
El río Duero desde el mirador.
Con algo de zoom.
Una foto para el recuerdo.
El mirador del Duero, es a su vez un estupendo mirador de la colegiata (en verdad es el mejor lugar para ver la colegiata en su conjunto).
Plaza de TorosConstruida en 1828, la plaza de toros de Toro es una de las más antiguas de España.
Su entrada, encajada entre dos viviendas, poco revela lo que hay en su interior.
Solo se puede acceder con la visita guiada que se contrata en la oficina de turismo.
Entando por la puerta grande.
Sorprende un recinto tan grande, ya que desde el exterior jamás imaginarías que rodeado de casas exista una plaza de toros de un tamaño tan impresionante.
La de faenas que se habrán hecho sobre esa arena.
Burladero y chiqueros.
Dos alturas, los asientos tablones de madera corridos.
Toro Sacro
Cinco iglesias destacadas de la ciudad de Toro.
San Lorenzo el Real
La iglesia más antigua de Toro. Levantada en el siglo XII, en estilo románico-mudéjar, consta de una única nave de ladrillo con cubierta de madera en la que destaca su artesonado.
La cabecera, formada por un ábside semicircular (poligonal al exterior) y profundo presbiterio de dos tramos.Su arranque en piedra que será continuado por ladrillo nos trae a la memoria a San Tirso de Sahagún.
San Sebastián de los Caballeros.
Su primera fábrica seria de ladrillo, de estilo románico-mudéjar. Con posterioridad se reformará con trazas de estilo gótico.
Alberga una importante colección de frescos góticos procedentes del Monasterio de Santa Clara y una colección de exvotos que se encontraban en la ermita de la Virgen de la Vega.
Santo Sepulcro
La primitiva fábrica fue levantada en un estilo románico-mudéjar, pero con posterioridad será renovada durante los siglos XVI y XVII.
En la Edad Media fue sede del vicario general de la Orden de Caballeros del Santo Sepulcro en los reinos de Castilla, León, Navarra, Galicia y Portugal; después fue incorporada a la Orden Hospitalaria.
Monasterio de Sancti Spiritus el Real
Donde los restos de Beatriz de Portugal, reina consorte de Castilla y León con el rey Juan I, descansan dentro del sarcófago de alabastro en el centro del coro de la iglesia del Monasterio de Sancti Spiritus el Real.
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Coro de la iglesia del Monasterio de Sancti Spiritus el Real. |
El monasterio guarda una interesante colección de sargas policromadas del siglo XVI, con escenas de la Pasión de grandes dimensiones.
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Claustro del monasterio. |
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Mucho ambiente en las calles de Toro. |
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