Roap trip M & M (Monte y Mar)

Durante el ascenso a Pico Jano
Playa de Oyambre
El Capricho de Gaudí
Neocueva (Altamira)


18 y 19 de septiembre de 2025

-Un road trip de dos días?

Una noche, dos días, pero con un programa muy intenso; Ruta de monte por el Pico Jano (uno de los mejores miradores a Picos), baño en la playa del Rosal, paseo nocturno por San Vicente la Barquera, paseo diurno por la playa de Oyambre (una playa ideal para el paseo), visita a Comillas (El Capricho de Gaudí) y para rematar, entrada al templo de los primitivos artistas (la Neocueva).


18 de septiembre de 2025

Pico Jano desde Maredes

El mal cuerpo que se nos ha quedado al paso entre Boca de Huérgano y Llánaves de la Reina (donde los incendios del verano han dejado un paisaje propio de Marte) se va despejando mientras descendemos San Glorio camino de La Vega, donde hacemos un intento fallido de tomarnos un café antes de tomar el desvío (a la izquierda) que nos lleva por una carretera muy particular (estrecha y por un entorno donde hay encinas) hasta la pequeña población de Maredes.

Conocedores de la zona (es la tercera vez que nos acercamos a este pico) nos planteamos la subida con tranquilidad, dando tiempo a que las nieblas se dispersen.

La sequía pertinaz de este verano se deja ver en estos paisajes, donde el verde de las praderas tiene un color amarillo y muchos robles ya lucen hojas secas.

Las dos cimas de Pico Jano (Jano en la mitología romana era el dios de las puertas, de los cambios, de los pasos) ofrecen las mismas vistas, en especial hacia la barrera de Picos, que con un día como el de hoy da unas vistas espatarrantes.

El track de la ruta en Wikiloc

Maredes, final de carretera e inicio de nuestra ruta hacia el Pico Jano.
Por un camino con dirección este, hacia el Portillo del Agrajal.
Ni Cantabria se ha salvado de la sequia de este verano, los prados no están verdes, están tostados.
Alguna abertura entre la vegetación nos permite ver Picos.
Robles de gran tamaño.
Portillo del Agrajal.
Aparece la muralla de Picos.
Una superpanorámica.

Ya vemos la primera de las cimas del Pico Jano.
Vista atrás (superpanirámica).
Lo que resta a cima.
Llegando a la cima mas oriental.
Pico Jano (1.431 m)
Hacia Picos.
Hacia la otra cima del Pico Jano.
A la izquierda las cimas de Peña Prieta y a la derecha el Coriscao

Cima Pico Jano (1.446 m).
Picos con la cima del Pico Jano y entre ambos el valle.
Parada para comer el bocata.


San Vicente la Barquera

Trayecto largo desde Maredes hasta San Vicente, con baño en la playa del Rosel al atardecer.

Cena y paseo nocturno por las calles y puerto de San Vicente que se muestra como una villa abandonada (de turistas).




19 de septiembre de 2025

Playa de Oyambre

Nubes y baja mar, momento ideal para hacerse un paseo matinal por la playa de Oyambre.


Palaya de Oyambre.


Cementerio de Comillas

La hora de comer se va acercando, por lo que decidimos acercarnos hasta Comillas.

El problema de aparcamiento nos lleva a las afueras, cerca del Cementerio de Comillas, que es algo más que un camposanto.

Cerca del mar, en un promontorio y sobre las ruinas de la antigua iglesia parroquial (siglo XV o XVI) que a falta de mejor uso, se utilizó como cementerio.

Con el paso del tiempo requirió una ampliación. El encargo se adjudica al arquitecto modernista Lluís Domènech i Montaner (1893).

Domènech conserva las ruinas de la vieja iglesia y las rodea de un muro de mampostería coronado con pináculos y una soberbia entrada ( Bien de Interés Cultural desde 1983). En su interior se levantan varios mausoleos y sobre todo el conjunto destaca un ángel exterminador, del escultor Josep Llimona (estilo modernista, año 1895).


Muros de mampostería decorados con pináculos.
Bien de Interés Cultural desde 1983.
Puerta de forja.

Los muros interiores son los restos de la antigua iglesia.
El ángel exterminador.
Fue realizada por el escultor Josep Llimona (un gran exponente del modernismo en su vertiente escultórica) entre los años 1894-1895 a petición de Antonio Lopez, primer Marqués de Comillas tras la muerte prematura de su primogénito.
El gran tamaño del ángel no aconsejaba colocarla en el panteón familiar, por lo que el Marqués decide donarla al pueblo que la coloca en el lugar más visible del cementerio.

El Capricho de Gaudí

Todo está dicho sobre el Capricho de Gaudí, el nombre con el que hoy se conoce a la que fue Villa Quijano, una casa de recreo mandada construir por Máximo Díaz de Quijano y Fernández de San Juan (no son dos, es uno), oriundo de Santander que emigró a Cuba (donde hizo fortuna) y aunque a su vuelta a España residía en Barcelona estuvo muy ligado con su querida Comillas (sus abuelos maternos eran y vivían en Comillas).

A su vuelta a España, Máximo Díaz de Quijano encarga a un joven arquitecto barcelonés (Antonio Gaudí) la construcción de su villa de recreo.

Un buen saco de monedas y la originalidad de Gaudí da lugar a esta pequeña villa de capricho que su propietario no llegaría a disfrutar ya que falleció al poco de ser finalizada la obra.

El Capricho pasará por varias manos y por avatares de la vida caerá en el olvido y el polvo y las plantas (acompañado también por incursiones no deseadas) dejándolo en la ruina.

Muchos años después el Capricho volverá a lucir tras una importante restauración.








En el Capricho, Gaudí plantea la casa ideal para este entorno y los gustos del propietario.
Para mí, el Capricho aparece como una casa bonita, pero poco adecuada para la cantidad de miembros que en aquella época tenia una familia (acomodada). 

Hay que recordar que Máximo Díaz de Quijano era muy aficionado a la botánica (por lo que Gaudí le plantó un invernadero en plena sala).

El invernadero.
Las extravagancias de Gaudí; una ventana musical que al subirla y bajarla emiten sonidos de campanas.
Salón principal.
Máximo Díaz de Quijano era un buen pianista y compositor y en este salón (donde esta la ventana musical) bien podrá haber colocado un piano de cola.

El bajo cubierta.



Mirando el Capricho con el amigo Antonio (Gaudí).

Neocueva (Altamira)

Altamira es la máxima representación del espíritu creador humano.

Tres momentos claves en Altamira:

El primero, cuando el artista de Altamira (en sus momentos de quietud) aprovecha las protuberancias del techo para dar volumen a sus pinturas.

El segundo, cuando la pequeña María, (hija de Marcelino Sanz de Sautuola), ilumina con su candil el techo de la cueva y grita: "¡Papá bueyes!".

El Tercero, cuando se decide crear la Neocueva.

La Neocueva es el fruto de seiscientos carretes de película fotográfica, miles de fotografías en blanco y negro, color e infrarrojas, treinta toneladas de piedra caliza molida, cincuenta kilos de tierra ocre, óxidos de hierro, siete mil metros cúbicos de poliuretano, fibra de vidrio, dos mil kilos de silicona y más de sesenta mil horas de trabajo de un grupo de treinta especialistas.



Entrando a la Neocueva.
Entras en la Neocueva y tienes la impresión de hacerlo en una cámara del tiempo.
Bisontes, caballos, ciervos, manos y misteriosos signos fueron pintados o grabados durante los años en los que la cueva de Altamira estuvo habitada









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