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Panorámica desde la ermita de la Virgen del Pando |
13 de febrero de 2024A veces me preguntan por qué tanto salir al monte.
El amanecer debilita (y la lluvia, el frío, el viento) y te preguntas que hacemos aquí, ahora???
Qué importa esa cumbre? un camino cansino de sudores para luego descender de vacío!!!!
Un día como el de hoy, en el que las previsiones fallan y vamos recorriendo territorio sin encontrar el más mínimo atisbo de luz, hasta que te encuentras ruteando hacia el puerto del Pando y decides parar en una curva y proseguir camino a pie, entre el hayedo, por un viejo camino olvidado (que es Camino Olvidado).
Y entras en un bosque que perdió las últimas hojas hace tiempo, mucho tiempo. Pero que guarda en su interior un silencio que te permite escuchar el fluir de las horas que pasan sin hacer ruido y te das cuenta que el tiempo, esa magnitud imprecisa, es lo único que queda.
Y una sonrisa cruza por tu cara y te sientes feliz, aunque te sude el cuerpo y sepas que volverás de vacío.
En una de esas carreteras en desuso que mueren en las aguas del embalse de Riaño.
Paraje de El Berrogal.
El punto donde comienza nuestra caminata y donde finaliza la pista que viene desde Carande, recorriendo un gran número de montes, valles y vallinas.
Desde el Berrogal tomamos un camino (que es Camino Olvidado) que por medio de un espléndido hayedo asciende hacia la collada del Pando.
Muchas ramas que dificultan el caminar.
Con algunos ejemplares de gran porte.
Haya.
En la ladera, fuera del camino, comenzamos a ver muchos acebos intercalados entre las hayas.
Collado del Pando (mirando hacia el norte). Embalse de Riaño
Collado del Pando (mirando hacia el sur) Valle de Prioro, Ermita del Pando.
Con más detalle hacia el lugar donde se ubica la Ermita del Pando.
Y con más zoom, la Ermita del Pando.
Entrando en el recinto de la Ermita del Pando.
Ermita del Pando.
Escultura de la Virgen del Pando
Panorámica del valle de Prioro desde el recinto del la ermita.
La ermita no tiene gran interés, nueva y con poco gusto.
Collado del Pando.
Mirando las aguas del embalse de Riaño.
De nuevo en el hayedo.
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